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JULES

Lorenzo y yo cada vez estábamos conectando más.

Durante las siguientes semanas, mi relación con él floreció de una manera que nunca anticipé. Aunque estuviese trabajando en el caso con el inspector Morgan, siempre encontrábamos un hueco para vernos.

Cuando el cansancio me vencía y los papeles comenzaban a confundirse frente a mis ojos, Lorenzo llegaba con la cena en la mano, o venía para cocinarme alguna de sus exquisitas recetas italianas.

Hoy me había traído una deliciosa hamburguesa del Coach House Grill, el restaurante que preparaba las mejores hamburguesas del pueblo. Fue petición mía, pues esta vez se me antojaba comida grasienta.

—Que conste que solo como esto cuando estoy estresada —dije con la boca llena, tras haberle pegado un buen bocado.

Él esbozó una sonrisa divertida mientras se dedicaba a contemplar cómo devoraba esa hamburguesa. En una ocasión me había confesado que disfrutaba viéndome comer, aunque seguía sin entender el por qué. ¿Qué podía tener de atractivo eso? A decir verdad, a estas alturas ya me daba igual. Cada vez teníamos más confianza.

—Menuda excusa más mala —contestó con una sonrisa ladeada para provocarme.

—¡Es la verdad!

—¡Pero, si vives estresada todo el tiempo! —Se rió.

—Bueno, últimamente sí —admití.

Sabiendo que me había referido a mi trabajo, se puso un poco más serio.

—¿Has descubierto algo nuevo del caso?

—De hecho, sí —respondí, limpiándome la boca antes de continuar—. Tengo una teoría que no he discutido aún con Morgan.

Lorenzo me miró con un interés nuevo.

—Cuando revisé de nuevo las fotografías de la autopsia, noté algo que había pasado por alto. Era una herida en la piel, oculta bajo el brazo izquierdo, casi en la axila. Pensé que sería una herida más, pero tiene una forma... extraña.

—¿Qué quieres decir?

Me levanté del sofá y fui a por la imagen para enseñársela. Lorenzo la cogió y la observó detenidamente.

—Sí, tienes razón. Es extraña —reconoció, y ya no me sentí tan lunática.

—Es como si la hubieran marcado.

Levantó la vista hacia mí.

—¿Como un tipo de firma?

Asentí, preocupada.

La herida tenía la forma de una curva perfectamente hecha, como una "S" invertida. Parecía una letra o un símbolo, trazado con precisión, como si alguien hubiera usado una herramienta afilada para dejar una marca intencional en la piel.

—Es curioso que nadie haya notado esto en la autopsia —dije, frunciendo el ceño mientras Lorenzo seguía examinando la imagen—. ¿Cómo es posible que algo tan evidente haya pasado desapercibido?

—No es tan evidente, Jules. Podían haber pensado que era una herida más. Probablemente los forenses se enfocaron en las lesiones más graves y no le prestaron suficiente atención a esta.

Asentí con suspicacia.

—Deberías hablar de esto con Morgan, cuanto antes mejor —me aconsejó.

Solté un suspiro y me senté de nuevo en el sofá, mientras Lorenzo se inclinaba en la mesa bajita del comedor para dejar la imagen encima.

En la Sombra del Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora