—¿Qué...? ¿Qué diablos estás haciendo aquí?
Ese tal Nils, un chico de tez oscura, no respondió. Parecía tan sorprendido como Steve de verlo ahí. Fue entonces cuando reparó en que llevaba el uniforme de los guardias, y sus ojos se ampliaron aún más.
—Un momento. ¿Trabajas con Madeline?
Nils entreabrió los labios, pero el chico lo interrumpió:
—Dios mío, Beth tenía razón. Ella... ella sabía que ocultabas algo, era demasiado obvio. La forma en la que os comportabais tu tío y tú, o el hecho de que no supiéramos nada de tu vida privada... Ahora todo encaja. Eres... eres un maldito desgraciado. ¡¿Es que ya no se puede confiar en nadie?! —exclamó con fastidio.
El moreno se quedó callado un instante.
—No es lo que piensas, Steve.
—¡Entonces, contesta! —gritó, señalándolo con el dedo de manera acusatoria—. ¿Qué haces aquí? ¿Y por qué vas vestido como uno de sus hombres?
—¡Porque era la única forma de salir de aquí! —estalló, harto de que lo estuviera acusando.
Steve vaciló un momento.
—Espera, ¿has estado aquí todo este tiempo?
—Sí. Eso es lo que iba a explicarte, pero solo sabes hablar. —Suspiró pesadamente—. Cuando Amelia y tú desaparecisteis, fuimos a casa de Beth creyendo que os encontraríamos allí, pero los hombres de Madeline nos tendieron una trampa, y acabamos aquí.
El chico alzó una ceja, desconfiado.
—Ajá. ¿Y cómo has acabado con un traje de guardia, eh? ¿Cómo explicas eso?
—Cuando empezaron a sonar las alarmas, comenzaron a evacuar a las personas que estaban en las celdas. Yo me encontraba en una de ellas. Un guardia apareció para sacarme de allí y... Bueno, logré inmovilizarlo y dejarlo inconsciente. Le quité el uniforme y me lo puse para pasar desapercibido.
—Eso es verdad —intervine—. Así es como conseguí escapar yo de mi celda.
—De ti me lo espero, pero... ¿de él? —Sus ojos saltones se posaron en el moreno—. ¿Esperas que me crea que le quitaste el arma a un guardia, pudiste neutralizarlo y encima lo dejaste inconsciente tú solito?
Nils frunció el ceño, visiblemente ofendido.
—¿Acaso no me ves capaz?
—Definitivamente, no.
Estuvo a punto de replicar, pero yo me adelanté antes de que la conversación se alargara mucho más:
—No hay tiempo para esto. Si queréis discutir, esperad a hacerlo cuando estemos a salvo.
Ambos parecieron estar de acuerdo, porque les hice un gesto con la cabeza para que siguiéramos nuestro camino juntos, y me obedecieron sin rechistar.
Tomé la delantera y comenzamos a cruzar los pasillos teñidos de esa luz roja titilante. La alarma seguía sonando, por lo que el peligro aún seguía allí. Pero al menos los tres íbamos armados.
Mientras andábamos, Steve seguía lanzándole miradas recelosas a Nils, y este evitaba su mirada. No conocía a ese chico, pero era evidente que ocultaba algo. Lo supe por la forma en la que sus hombros se tensaron en cuanto Steve dijo que la manera de comportarse de él siempre le había parecido sospechosa. Era como si se hubiese sentido... delatado. Pero ese era un problema que tendrían que resolver ellos dos, a mí no me convenía. Bastantes problemas tenía ya.
—¿Cómo habéis acabado vosotros aquí? —preguntó Nils a mi lado.
—Una larga historia —respondió Steve, a mi otro lado—. Mientras os esperábamos en el estacionamiento, nos atacaron los hombres de Madeline, así que no nos quedó más remedio que huir. Y, casualmente, acabamos en la cabaña abandonada donde estaba escondido Nolan.
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En la Sombra del Olvido ©
Mystery / ThrillerTras los aterradores eventos en el hospital psiquiátrico, Jules ha podido retomar la vida que tenía antes. Con el asesino entre rejas, al fin ha logrado devolver la paz a la tranquila comunidad de Harpers Ferry. Sin embargo, cuando el pueblo finalm...