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BETH

Una sacudida de hombros me arrancó del magnífico sueño que estaba teniendo. Gruñí en protesta y me recosté sobre el otro lado, pero quienquiera que me estuviese molestando, lo hizo con más ganas.

—Como no te levantes, te juro que te arrastro fuera de la cama hasta que despiertes.

Esa no podía ser otra que Margot.

—Eres una tocapelotas —repliqué con voz pastosa.

—Hablo en serio, Beth. Hay que despertar a Jules ya.

—¿Para qué? —pregunté, todavía con los ojos cerrados y sin mover un solo dedo.

—Ya sabes para qué. ¿Acaso te has olvidado o qué?

Abrí los ojos de golpe y la miré con espanto.

—¿Nolan ya se ha ido?

Se cruzó de brazos.

—Sí, Beth, ya se ha ido. Le quité las pilas a la radio para ganar algo de tiempo, pero lo he perdido intentando despertarte.

Mierda.

Me incorporé tan deprisa que estuve a punto de caer de la cama, pero logré estabilizarme. Me agaché para coger las botas y me las puse a toda prisa. Cruzamos el pasillo y salimos de la cabaña, intentando no hacer ruido.

A lo lejos, pude ver la silueta de Nolan avanzando hacia el bosque. Aún estaba cerca de la casa, debía haber salido hace poco.

—Vamos, no te distraigas —murmuró Margot, tirando de mi manga.

Rodeamos la casa hasta llegar a la ventana de Jules. Estaba en la planta de arriba, así que debíamos hallar la forma de golpearla para llamar su atención.

Recogimos unas cuantas piedras que había en la tierra y comenzamos a lanzarlas hacia la ventana. Las únicas piedras que impactaban en los porticones eran las de Margot, pues mi puntería dejaba mucho que desear.

—¿Segura que no estás intentando golpear alguna nube? —se burló con una sonrisa de lado.

Rodé los ojos.

—¿Qué hacemos? Así no vamos a conseguir que despierte.

—Con tu puntería, desde luego que no.

¿Me podía ofender por algo que incluso yo misma admitía? No lo sé, pero lo consiguió.

Margot fijó su mirada en la pared que teníamos enfrente, como si estuviera pensando en algo. Yo, por mi parte, alcé la vista hacia la ventana mientras pensaba en lo fácil que sería si alguna de las dos tuviera la habilidad de Jules y Nolan.

—Súbete a mis hombros.

Giré la cabeza de golpe al escuchar eso.

—Estarás de broma.

Sus ojos verdes ahora estaban clavados en la ventana, como si la estuviese analizando.

—Si te subes, alcanzarás los porticones y podrás abrirlos. Haremos como que ha sido el viento, así que deberás empujarlos con fuerza para que hagan ruido.

—¿Y cómo sabemos que no los ha cerrado con pestillo?

—Jules nunca cierra las ventanas, Beth. Deberías saberlo ya. Llevo el mismo tiempo que tú vigilándola.

Me quedé observándola pasmada, pero no tuvo la oportunidad de verlo porque ya se había agachado, lista para ayudarme a subir.

—Vamos, no tenemos todo el día —instó Margot.

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⏰ Última actualización: Feb 16 ⏰

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En la Sombra del Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora