El sol apenas comenzaba a despuntar en el horizonte cuando Kaisa se despertó, la luz dorada filtrándose a través de las cortinas de su pequeña habitación. La brisa fresca de la mañana entraba por la ventana entreabierta, trayendo consigo el aroma de flores silvestres y la promesa de un nuevo día. Se estiró lentamente, sintiendo cómo la energía del mundo exterior la invadía. Era un día especial: hoy, finalmente, saldría al bosque en busca de ingredientes para sus encantamientos.
Se levantó de la cama con determinación, sus pies descalzos tocando el suelo de madera fría. Se acercó al espejo y contempló su reflejo. Su cabello largo y lacio, de un blanco inmaculado, caía en cascada sobre sus hombros, y sus ojos azules brillaban con una mezcla de emoción y nerviosismo. Desde niña, había estado fascinada por las historias de su abuela, que le hablaba de magia, criaturas místicas y el poder de la naturaleza. Kaisa había decidido convertirse en bruja no solo por su amor a lo sobrenatural, sino también por un profundo deseo de ayudar a los demás con su magia.
Con un suspiro, se vistió. Eligió una túnica de color verde oscuro que la hacía sentir conectada con el bosque, como si los árboles mismos la abrazaran. Se ató un delgado cinturón de cuerda a la cintura, donde colocó un pequeño frasco de cristal, ideal para recoger los ingredientes que necesitara. Después de un rápido desayuno a base de pan y miel, se despidió de su madre, quien la miraba con orgullo y preocupación.
—Recuerda, Kaisa, la naturaleza es un regalo, y debes tratarla con respeto —le dijo su madre, abrazándola con calidez.
—Lo sé, mamá. No te preocupes, estaré bien —respondió Kaisa, sintiendo que su madre siempre la había preparado para este momento.
Antes de dirigirse al bosque, Kaisa decidió dar un paseo por la ciudad. Las calles estaban llenas de vida, con los colores vibrantes de los puestos de mercado y el bullicio de la gente que se preparaba para el día. A medida que caminaba, no podía evitar sonreír ante las risas de los niños que corrían por la plaza, las luces del mercado brillando como un caleidoscopio.
Mientras exploraba, se encontró con dos rostros conocidos: Izuku Midoriya y Ochako Uraraka, quienes estaban conversando animadamente cerca de una tienda de flores. Kaisa se acercó a ellos, sintiendo una oleada de felicidad al ver a sus amigos.
—¡Kaisa! —exclamó Izuku al verla, su sonrisa iluminando su rostro. —¿Vas al bosque hoy?
—Sí, estoy buscando ingredientes para mis encantamientos —respondió Kaisa, sintiendo que la emoción era contagiosa.
—¡Eso suena genial! —dijo Ochako, sus ojos brillando con entusiasmo—. Espero que encuentres algo especial.
—Gracias, espero que sí. —Kaisa miró a sus amigos con cariño—. He estado buscando una flor que se dice que puede potenciar los hechizos de sanación. Si la encuentro, sería un gran avance.
Izuku asintió, su rostro iluminándose con interés.
—Siempre he querido saber más sobre las flores mágicas. ¿Cómo funcionan exactamente? —preguntó, su curiosidad palpable.
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"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki.
FantasyEn un bosque encantado donde la magia fluye con cada susurro del viento, Kaisa, una joven bruja, busca ingredientes para sus hechizos. Sin embargo, su tranquila misión se transforma en un encuentro inesperado cuando se topa con un dragón rojo, travi...