La mañana aún brillaba con una luz suave cuando Kaisa y su madre empezaron a cocinar en la pequeña pero cálida cocina de su hogar. Los rayos de sol se filtraban por las ventanas, iluminando los ingredientes frescos y las finas hierbas que tenían dispuestas sobre la mesa de madera. El sonido de las ollas y los cuchillos llenaba el espacio, mientras las dos mujeres trabajaban en armonía, casi sin necesidad de palabras.
La madre de Kaisa, una mujer de porte elegante y movimientos precisos, le enseñaba cada paso con dedicación y paciencia. Sus manos, expertas y ágiles, se movían con gracia al picar finas ramitas de perejil, romero y tomillo, cada una destinada a sazonar los platos de ese día. De vez en cuando, la madre miraba a Kaisa y sonreía, transmitiéndole no solo las instrucciones, sino un amor profundo y una conexión que parecía impregnar cada detalle de su labor.
—Escucha, Kaisa —dijo en un tono suave mientras removía un espeso estofado en la olla de barro—, cuando cocinas, es importante prestar atención a los tiempos. Un instante puede hacer toda la diferencia entre un plato exquisito y uno común.
Kaisa asintió, observando atentamente. A pesar de su talento para la magia, entendía que la cocina también requería una especie de hechizo propio, uno que combinaba paciencia, precisión y un toque de intuición. Sintió el aroma que emanaba del estofado y dejó que el calor y el olor a especias se impregnaran en sus sentidos, mientras cortaba con cuidado las hojas de salvia fresca, añadiendo ese toque que su madre siempre describía como "la esencia de lo simple".
Pasaron varias horas en la cocina, sumidas en ese ambiente tranquilo y hogareño. La conversación giraba entre risas y consejos culinarios, hasta que finalmente los platos estuvieron listos, dispuestos con esmero sobre la mesa. El olor que llenaba la casa era una mezcla de hierbas frescas, vegetales cocidos y un toque sutil de vino añejo. Kaisa sonrió, satisfecha y algo cansada, mientras limpiaba sus manos y se preparaba para encontrarse con sus amigos en la plaza.
La plaza del pueblo estaba vibrante cuando Kaisa llegó. Izuku ya estaba allí, sosteniendo una gran cesta de flores recién recogidas del bosque, mientras Tenya, Ochako y Tsuyu comenzaban a colocar guirnaldas en las columnas y adornos alrededor de la fuente central. Las calles estaban decoradas con cintas de colores y arreglos florales que daban un aire festivo al pueblo, preparándolo para el gran baile que se acercaba.
—¡Kaisa! —saludó Izuku, con una sonrisa radiante mientras se acercaba a ella—. Llegaste justo a tiempo. Todavía falta decorar la fuente, y Tsuyu y yo ya hemos colocado algunos de los arreglos principales.
Kaisa le devolvió la sonrisa, sintiendo una calidez al ver a sus amigos tan entusiasmados y comprometidos con los preparativos. Se unió a ellos y, juntos, continuaron adornando las columnas y los alrededores, colocaron cintas y colgaban flores que perfumaban el aire.
—¿No les parece curioso que el príncipe Shoto no haya pasado por aquí últimamente? —preguntó Ochako en tono curioso, mientras colocaba unas flores en la fuente—. Solía supervisar los preparativos más a menudo.
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"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki.
FantasiaEn un bosque encantado donde la magia fluye con cada susurro del viento, Kaisa, una joven bruja, busca ingredientes para sus hechizos. Sin embargo, su tranquila misión se transforma en un encuentro inesperado cuando se topa con un dragón rojo, travi...