Bakugo levantó la mirada de la tarta de fresa que acababa de probar, sus ojos encontrando los de Kaisa, quien lo observaba en silencio. La expresión de ella era suave, una que él no entendía del todo. ¿Por qué lo miraba de esa forma? No era como las miradas curiosas de los demás, esta parecía más profunda, como si algo en él la intrigara.
—¿Por qué me ves tanto? —preguntó, su voz dura, aunque con un toque de incomodidad. Sus palabras, aunque bruscas, eran más un intento de esconder algo que una verdadera muestra de molestia. No le gustaba sentirse observado, no le gustaba que nadie lo entendiera demasiado bien.
Kaisa, sin apartar la vista, sonrió de manera solemne. La expresión en su rostro parecía contener un entendimiento que Bakugo no podía descifrar, pero que, de alguna forma, lo dejaba inquieto.
—Porque eres interesante —respondió, su voz cálida pero seria, como si estuviera diciendo algo importante, algo que no podía expresarse solo con palabras.
Bakugo frunció el ceño, pero no dijo nada. Había algo en esa respuesta que le dejó una extraña sensación en el pecho, algo que no quería reconocer.
—¿Interesante? —murmuró, buscando una salida para evitar sentirse vulnerable frente a ella.
Kaisa asintió lentamente, sin despegar sus ojos de los suyos.
—Sí. Porque aunque seas de pocas palabras y siempre te muevas a tu manera, puedes ser... más de lo que dejas ver.
La sonrisa de Kaisa se ensanchó un poco más, y Bakugo sintió un calor inesperado en sus mejillas, algo que odiaba. Bajó la mirada a la tarta, sintiendo la necesidad de concentrarse en algo más para desviar su atención. Era cierto que no le gustaba esa sensación de ser visto tan de cerca, pero algo en Kaisa lo hacía... diferente.
La sonrisa de ella no desapareció, y por un momento, todo lo que pudo hacer fue mirarla, sin saber cómo responder a algo tan simple y, a la vez, tan complejo.
Bakugo volvió a observar a Kaisa, fijándose en su rostro mientras comía el pastelito, pero algo llamó su atención. Un ligero rastro de crema se había quedado en la comisura de sus labios, y antes de que pudiera evitarlo, su mirada se desvió hacia allí. Algo en él lo hizo reaccionar sin pensarlo, un impulso que no podía controlar.
Se acercó un poco, y, sin pensarlo demasiado, pasó su lengua por la comisura de sus propios labios. Estaba tan cerca que pudo ver el leve parpadeo de Kaisa cuando se percató de su presencia. Sin embargo, no se detuvo. Con un movimiento rápido y algo brusco, Bakugo levantó su mano y, con el pulgar, acarició el borde de su labio, limpiando suavemente el manchón de crema que había quedado allí.
El gesto fue inesperado para ambos, pero en el aire se sintió algo... diferente. Su proximidad era palpable, el roce de su mano sobre el rostro de Kaisa fue breve, pero su contacto dejó una sensación extraña, como si la electricidad que siempre había sentido con ella estuviera más cerca de estallar.
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"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki.
FantasyEn un bosque encantado donde la magia fluye con cada susurro del viento, Kaisa, una joven bruja, busca ingredientes para sus hechizos. Sin embargo, su tranquila misión se transforma en un encuentro inesperado cuando se topa con un dragón rojo, travi...