Capítulo 27: Un poco de magia.

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Bakugo tiraba de la mano de Kaisa con una fuerza decidida, como si tuviera todo el tiempo del mundo y ella no tuviera ninguna excusa para irse

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Bakugo tiraba de la mano de Kaisa con una fuerza decidida, como si tuviera todo el tiempo del mundo y ella no tuviera ninguna excusa para irse. Kaisa, sin embargo, no lo hacía fácil. Con una mano agarrada firmemente a una rama del árbol, hacía fuerza en la dirección contraria.

—¡Bakugo! ¡En serio, ya es tardísimo! —protestaba, casi en tono de súplica, mientras él solo rodaba los ojos.

—¿Y qué? No es como si fuera el fin del mundo —replicó, sin soltar su mano y tirando de ella con un poco más de fuerza. Su expresión era obstinada, la típica mirada de "no te vas a salir con la tuya".

Kaisa soltó un suspiro exagerado y trató de soltar su mano de la de él, lo cual solo lo hizo aferrarse más fuerte. Al ver que no iba a ceder, decidió intentarlo de otra manera, poniendo su mejor cara de súplica.

—Bakugo, por favor... —empezó, con una sonrisa dulce, aunque con una gota de sudor bajándole por la frente—. Si no regreso ahora, mi madre va a empezar a preguntar, y ya sabes cómo es...

Él solo resopló, sin la menor intención de soltarla. Su cara no mostraba ni un rastro de arrepentimiento.

—Dile que te atrapó un dragón en el bosque y no te dejó ir —respondió con una sonrisa socarrona, disfrutando la situación. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo.

—¿Ah, sí? ¿Un dragón, eh? —Kaisa levantó una ceja, reprimiendo una sonrisa divertida. Decidió seguirle el juego y entrecerró los ojos—. Y este "dragón"... ¿va a obligarme a quedarme aquí todo el día?

Bakugo se encogió de hombros, tirando nuevamente de ella, logrando que soltase el árbol finalmente. Con una sonrisa triunfal, la guió hacia el interior del bosque.

—Por supuesto. Este dragón no suelta a su presa tan fácilmente —dijo, con una mirada intensa que la hizo reír.

Mientras él la llevaba cada vez más adentro del bosque, Kaisa fingía intentar escapar en broma, dando pequeños tirones hacia atrás y soltando risitas entre cada paso que él avanzaba. Finalmente, ambos se detuvieron bajo un árbol gigantesco, y Kaisa se dejó caer en el suelo, suspirando y riéndose al mismo tiempo.

—¡Eres imposible! —le dijo, riendo mientras miraba su expresión de autosatisfacción.

Bakugo se sentó a su lado y, con una pequeña sonrisa en sus labios, la miró de reojo.

—Te lo advertí, princesa. Cuando este dragón encuentra lo que quiere, no lo deja ir así como así.

Kaisa respiró hondo, todavía recuperándose de la mezcla de risas y el cansancio de haberse rendido finalmente ante el "dragón" que era Bakugo. Se recostó contra el árbol, disfrutando del momento y del brillo suave del sol que se filtraba entre las ramas.

—¿Y ahora? —preguntó, mirándolo con curiosidad y una pequeña sonrisa—. ¿Vas a mantenerme aquí todo el día?

Bakugo, quien estaba recostado en la hierba, con los brazos cruzados detrás de la cabeza, le devolvió la mirada con una sonrisa que era puro desafío.

"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki x reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora