El nuevo día se asomó entre las montañas, iluminando el pueblo con un suave resplandor dorado. Kaisa se despertó con el canto de los pájaros que anidaban cerca de su ventana. Estirándose y dejando que el sueño se desvaneciera, recordó la promesa que le había hecho al dragón rojo: **volvería al bosque**. La idea de regresar la llenaba de una mezcla de emoción y nerviosismo, un anticipado anhelo de descubrir más sobre aquella misteriosa criatura y, sin saberlo, sobre su intrigante líder.
Al levantarse de la cama, Kaisa se vistió con un sencillo vestido de algodón blanco que le permitía moverse con facilidad. Sus padres aún estaban en la cocina, y el aroma del pan recién horneado y la mermelada de frutos del bosque la guiaron como un faro. Al llegar a la cocina, se encontró con la mesa dispuesta con cariño.
—¡Buenos días, Kaisa! —exclamó su madre, con una sonrisa iluminando su rostro—. Espero que tengas un día tan brillante como el sol que asoma.
—¡Buenos días, mamá! —respondió Kaisa, acercándose para darle un abrazo antes de sentarse a la mesa.
Su padre, un hombre de rostro amable y manos fuertes, estaba colocando una jarra de leche sobre la mesa.
—Hoy hay pan de frutas y un poco de miel —dijo, su voz llena de calidez—. Es un buen día para un desayuno especial, ¿no crees?
Kaisa sonrió, sintiéndose agradecida por el amor que irradiaba su hogar. Comenzó a servirse, disfrutando del sabor dulce del pan con la miel. Mientras comía, compartieron historias sobre el día anterior y pequeños detalles de la vida cotidiana.
—Me encontré con Tenya mientras patrullaba el pueblo —dijo su madre, recordando un encuentro reciente—. Parece que está preocupado por la seguridad del pueblo, como siempre.
Kaisa frunció el ceño al recordar la advertencia de Tenya sobre el bosque. *Quizás debería ser más cautelosa*. Aún así, la curiosidad sobre el dragón la superaba.
—Espero que todo esté bien —dijo Kaisa, tratando de mostrar un aire despreocupado.
Su padre asintió, con la mirada seria. —Ten cuidado cuando salgas, Kaisa. Este bosque puede ser un lugar peligroso, especialmente con los rumores sobre el clan de dragones.
Kaisa sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero se obligó a sonreír. —Lo prometo, papá. Solo iré a recoger algunas hierbas para mis encantamientos que me hicieron falta ayer.
Después del desayuno, Kaisa ayudó a limpiar la mesa y lavarse las manos antes de salir. El aire fresco la envolvió, y el sol brillaba intensamente, llenando el camino hacia el bosque de luces danzantes. Aunque el camino estaba familiarizado, su corazón latía con fuerza por el desconocido.
Mientras avanzaba, Kaisa notó cómo el pueblo comenzaba a despertar: las mujeres lavaban ropa en el arroyo, los hombres discutían sobre la cosecha, y los niños reían mientras jugaban en la plaza. Se sintió parte de algo más grande, una comunidad unida en medio de la rutina diaria.
Al llegar a la entrada del bosque, se encontró con Tenya, que vestía su armadura brillante y se veía decidido.
—¡Kaisa! —llamó él, acercándose—. Justo estaba buscando por ti.
—Hola, Tenya —saludó ella, sintiéndose un poco avergonzada por su preocupación—. Solo iba a recoger algunas hierbas.
Tenya frunció el ceño, su rostro reflejando su habitual seriedad. —Recuerda lo que te dije. Debes tener cuidado al adentrarte en el bosque. El territorio del clan de dragones está cerca, y su rey puede ser muy territorial.
Kaisa sintió un escalofrío nuevamente, pero su determinación la empujó a seguir adelante. —Lo sé, pero prometí que volvería. Quiero aprender más sobre el dragón que conocí. No me hará daño, estoy segura de ello.
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"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki.
FantasyEn un bosque encantado donde la magia fluye con cada susurro del viento, Kaisa, una joven bruja, busca ingredientes para sus hechizos. Sin embargo, su tranquila misión se transforma en un encuentro inesperado cuando se topa con un dragón rojo, travi...