En una habitación oscura y húmeda, el eco de los gritos desgarradores rompía el silencio. Las antorchas titilaban, proyectando sombras retorcidas en las paredes de piedra. Malakar, con una sonrisa cruel y retorcida, observaba a los ladrones capturados. La satisfacción brillaba en sus ojos, disfrutando cada momento mientras sus "invitados" imploraban piedad. Un hombre al borde del colapso temblaba frente a él, los ojos desorbitados de terror. El único sonido que rompía el eco de su risa era el goteo lento y constante del agua en el suelo, que caía en un charco de lo que parecía ser... sangre.
—¿Así que pensaron que podían fallarme? —Malakar habló en un susurro peligroso, inclinándose sobre uno de los ladrones, un joven tembloroso que apenas podía levantar la cabeza—. Qué decepción. Sabían que esto no sería tan fácil.
Con una sonrisa torcida, Malakar pasó un dedo por la mejilla del ladrón, un toque que parecía suave, pero su presencia era como una garra cortante.
—¡P-por favor! —balbuceó el ladrón, su voz rota por el miedo—. Hicimos lo mejor que pudimos... pero los guardias eran demasiado fuertes. Casi nos atrapan.
Malakar se inclinó aún más cerca, su rostro lleno de una perversión sádica.
—Casi, dices... —repitió, como si la palabra le resultara particularmente divertida—. Casi no es suficiente.
Con una rapidez que apenas fue perceptible, sus dedos se cerraron en torno al cuello del ladrón, apretando mientras sus ojos chispeaban con una diversión retorcida. Los demás ladrones, petrificados, no se atrevían a moverse ni a mirarlo directamente. Uno de ellos, con el valor apenas suficiente, intentó retroceder sin llamar la atención. Sin embargo, Malakar, sin siquiera soltar al primero, alzó su mano libre y, con un movimiento brusco, lanzó una ráfaga de energía oscura que atravesó el cuerpo del segundo ladrón. Cayó sin vida al suelo, y el ambiente se llenó de un silencio mortal.
—¿Alguien más quiere intentarlo? —preguntó, su tono goteando sarcasmo.
Sin embargo, su sadismo fue interrumpido de pronto por una voz profunda y firme que surgió de las sombras.
—¿Es necesario este espectáculo ahora, Malakar? —dijo la voz con un tono de desaprobación—. Tenemos asuntos más importantes que atender.
Malakar soltó al ladrón que tenía sujeto, lanzándolo al suelo como si no fuera más que un muñeco desechable. Frunció el ceño y bufó, cruzando los brazos con un berrinche evidente.
—Pero apenas estaba comenzando a divertirme —se quejó, su voz teñida de una irritación infantil—. No es justo que siempre tengas que arruinar mi diversión.
La figura en las sombras lo miró sin ningún rastro de humor.
—No tenemos tiempo para tus juegos. Tenemos una reunión que atender, donde se discutirán temas... delicados.
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"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki.
FantasyEn un bosque encantado donde la magia fluye con cada susurro del viento, Kaisa, una joven bruja, busca ingredientes para sus hechizos. Sin embargo, su tranquila misión se transforma en un encuentro inesperado cuando se topa con un dragón rojo, travi...