El menor de los hermanos era un joven muy tierno y amoroso, siempre buscaba formas pacíficas de resolver las cosas. Sin embargo, como todo hombre de fuego, tenía un temperamento volátil e irascible, perdiendo la paciencia rápidamente y estallando en los momentos más inesperados, a veces por las cosas más insignificantes.Pasaba su tiempo intentando componer música y escribir canciones que luego se cantaban junto al fuego. Su personalidad atractiva hacía que muchas mujeres lo persiguieran, y aunque prestaba atención a todas, no se sentía satisfecho con ninguna. Sus ojos amarillos de águila revelaban la capacidad de ver más allá de lo humanamente posible, con momentos de profunda clarividencia, aunque sus dones no se manifestaban de manera adecuada.
A lo largo de sus vidas, tuvo muchas visiones del destino de su hermana, pero nunca pudo prevenirlo. Moría solo, intentando salvar a sus seres más queridos. Siempre regresaba como el hermano menor, el vidente que, a pesar de su don, era incapaz de comprender el origen de la maldición. En cada vida, cuando recuperaba los recuerdos de sus existencias pasadas, caía en una oscura y profunda tristeza que amenazaba con arrastrar a todos al abismo de la depresión.Se preguntaba constantemente de qué servían sus dones si nunca podía ayudar. ¿Qué era lo que estaba mal en él? ¿Qué debía cambiar? ¿Cómo se rompe un destino que no le pertenecía, pero que arrastraba a todos consigo? Cada encarnación transcurría en medio de discusiones con sus hermanos, intentando entender y prevenir el ciclo de dolor. La disidencia entre ellos era intensa, ya que parecía que para cambiar el destino, al menos uno debía cambiar.
Todos eran orgullosos hombres de fuego: algunos con corazones de fuego y otros con corazones de agua, pero siempre hombres de fuego. Finalmente, en su trigésima cuarta vida, comprendió que no podía forzar a los demás a cambiar por el bien de todos. Por eso, decidió que en su próxima encarnación sería él quien cambiara.
Así nació en la última vida, el último chance. El guardián había advertido que después de esta oportunidad, no habría más. Las almas estaban demasiado cansadas de repetir el mismo ciclo de acciones con pequeñas variaciones; la pieza faltante debía ser descubierta. El hermano menor tomó la única decisión posible: arriesgarse y cambiar. En un movimiento inesperado, se convirtió en el primer hombre de agua con corazón de fuego.
Los hombres de agua no existían: las mujeres de agua tenían hijas de agua u hombres de fuego. Las familias directas de los guardianes podían tener corazones de fuego o de agua, lo que los hacía únicos y valiosos. Este hombre vino al mundo con los ojos amarillos de un águila, capaz de ver más allá de lo posible, con un oído agudo para lo que la naturaleza tenía que decir y una gran capacidad mágica. Nació con todos sus recuerdos intactos, escuchó atentamente los relatos de su abuela y los comparó con lo que recordaba de sus vidas pasadas, tratando de no sesgarse por su apego a su hermana. Se convirtió en un chamán dispuesto a enfrentar las sombras.El amor lo encontró donde menos lo esperaba, bajo la sombra de un guayacán, por pura casualidad. La mujer no pertenecía a las tribus ni a los pálidos; había tomado lo mejor de ambos mundos y se había transformado en una mujer ardiente que calmaba las olas intensas de su corazón. Tuvieron mil aventuras, muchos desencuentros y cambios de opinión. Las tribus no la aceptaban, pues ella no creía en el Gran Espíritu. En cambio, veneraba a la Diosa, quien la había marcado con la triple luna para señalar que le pertenecía. Al principio, era una vestal al servicio de un templo en la ciudad. Pero, después de unirse al hombre destinado para ella, todos sus dones se activaron, convirtiéndose en la sacerdotisa que guiaba las almas de los muertos hacia su destino final.
Era una carga pesada que requería el apoyo constante de un gran chamán que protegiera a la sacerdotisa. Aquí, la aceptación y la fusión de los dones revelaban un gran poder. Una noche, cuando finalmente se aceptaron mutuamente sin barreras, sin proteger lo propio ni buscar solo el placer, sino con la intención de complementarse y volverse uno, las llamas de la vida y los cordones de plata que unían sus cuerpos con el cielo y la tierra se combinaron en armonía perfecta. El espíritu de la visión tomó posesión del cuerpo del chamán, revelándole al fin lo que significaba ser completo: la unión de dos en uno. El espíritu de la visión le mostró lo que debía hacer para comprender finalmente el destino de su hermana.
Y el cuarto aro de un altar lejano cayó al suelo, roto en pedazos.
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Camino de agua y Fuego
KurzgeschichtenEn un futuro distopico e una ciudad costera, donde nunca llego la conquista, donde se desarrollaron a su ritmo, aqui se desarrolla esta busqueda de amor que es una busqueda de uno mismo.