En su duodécima vida, la mujer de agua con corazón de fuego regresó a la tierra, esta vez consciente de su leyenda desde el vientre de su madre. El embarazo fue tormentoso; la mujer no quería venir a la tierra y trató de evitar, por todos los medios, el camino de sufrimiento que se le había impuesto. Al final, llegó al mundo forzada, en medio de una tormenta torrencial que inundó todo el pueblo, un presagio de lo que sería su venida.
La mujer sufrió soledad y rechazo desde pequeña. Los demás niños la atormentaban constantemente, recordándole su destino prefijado. Nadie quería acercarse a ella, ni mucho menos ser su amigo. Esta encarnación estuvo marcada por una soledad profunda, ya que ella misma era consciente de su destino y no quería arriesgar a nadie inocente. Pasaba horas y horas sola, explorando su magia y buscando convertirse en una gran maga.
Se dedicó a anotar todo lo que aprendía: secretos de plantas, animales, fases lunares, movimientos del sol, corrientes y mareas. Estudió incansablemente, tratando de hallar una solución a su dilema. Logró comunicarse con los ancestros y trazó un mapa hacia la cueva lejana, donde se encontraba su madre original, una ermitaña perdida en las sombras de los recuerdos. A lo largo de todas sus encarnaciones, esta mujer de agua con corazón de fuego fue la única que realmente se conoció a sí misma. No tuvo amores ni romances y vivió mucho más tiempo que las demás, hasta que su cabello se volvió blanco. Aquellos que antes la temían por su maldición ahora la evitaban por su sabiduría y conocimiento.No logró romper la maldición, pero sí alcanzó un avance que todas las demás encarnaciones perdieron: logró amarse a sí misma. Se convirtió en una mujer que no proyectaba sombra, porque había integrado todas sus partes. Era una mujer completa en sí misma.
Tan feliz consigo misma, sin miedo a maldiciones y dispuesta a vivir y disfrutar la vida, predijo que regresaría para terminar lo que había comenzado. Su próxima encarnación encontraría el altar lejano y sabría lo que significaba amar a los demás, porque al fin podía amarse a sí misma. Era una mujer capaz de mirar su reflejo en el agua y sonreír satisfecha, sin nubes en su mente que oscurecieran su juicio. No importaba lo que pensaran los demás ni lo que hubiera sufrido o lo que tendría que pasar en futuras vidas. Lo que veía era lo que había: ella, solo ella, completa y reparada.
Lejos, en una cueva sobre un altar tan antiguo como el tiempo, el centro de los cuatro aros comenzó a brillar finalmente. Una figura sombría, cubierta casi por el polvo del tiempo, sonrió con malicia. El verdadero trabajo apenas comenzaba.
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Camino de agua y Fuego
Krótkie OpowiadaniaEn un futuro distopico e una ciudad costera, donde nunca llego la conquista, donde se desarrollaron a su ritmo, aqui se desarrolla esta busqueda de amor que es una busqueda de uno mismo.