La mujer sabia descansaba en su morada, en lo más profundo del manglar, donde nadie se atrevía a visitarla, salvo sus "nietos", como ella los llamaba. Eran cinco jóvenes brillantes, cada uno luchando por sus propios sueños sin dejar de apoyar a los demás. Formaban un grupo espectacular, incluso más fuerte que la primera generación. Sus dones habían sido afilados y potenciados, aunque ninguno de ellos lo comprendía del todo, hasta que llegó el momento adecuado.Todos ellos habían encontrado el amor, salvo dos, y eso la preocupaba. Ya no tenía las fuerzas ni el ánimo para seguir en esta tierra. La última vez que vio a la mujer completa en sí misma, esta aún no despertaba de su autoimpuesto sueño, aunque su estudio de las artes era incansable. La mujer sabia temía que, si la mujer completa no se despertaba, todo su esfuerzo habría sido en vano. Lo que estaba en juego era la sanación de un linaje entero, y los jóvenes debían encontrar la solución por sí mismos.
El tercer hermano estaba atrapado en un dilema existencial; si tomaba las decisiones correctas, sería para su beneficio, pero si no, crearía su propio infierno, aun teniendo el amor frente a sus ojos. La mujer sabia se acomodó en su silla, miró por la ventana y tomó un sorbo de agua de hierbaluisa, su sabor favorito. Suspiró insatisfecha. Quedaba tanto por hacer, pero sus "nietos" tendrían que lograrlo solos. De reojo, observó la peregrina negra que había tomado de la casa donde los hermanos vivían juntos, incluso después de la muerte de su padre. Se preguntó cuál sería el próximo movimiento de la mujer incomprendida. Hasta ahora, esta siempre había actuado oportunamente, pero la recta final debía recorrerla sola.Un sonido extraño captó su atención. Se movió a tiempo para esquivar el golpe de una maza dirigido a su cabeza. Se giró rápidamente y vio la figura que había estado en su mente durante décadas, al fin cara a cara. El cabello largo y negro estaba ligeramente enmarañado, mezclado con mechones de blanco, enmarcando un rostro sorprendentemente joven, con ojos amarillos del mismo tono que el cuarto hermano. Sus dones de videncia eran intensos. Aunque el cuerpo delgado y flexible se mantenía joven gracias al glamour y los letargos, la mujer sabia podía ver el dolor en sus huesos, el polvo acumulado en sus entrañas, el agua en sus pulmones y la pequeña llama que la guardiana del bosque había encendido. Una llama de amor puro y sincero, amor hermoso para una mujer sagrada.
La mujer sabia miró a la mujer incomprendida a los ojos y erguió su cuerpo lo más que pudo, sonriendo como una madre a una niña traviesa.—Te perdono —susurró con ternura—. Te perdono por todo el dolor que nos causaste, porque esa no era tu intención. Te libero de la carga de tus hijos, para la cual no estabas preparada, y los libero a ellos de la carga de ser tus descendientes —el aire crujió con el poder de sus palabras—. Acepto tu dolor y te invito a aceptar el mío. No sé exactamente por lo que has pasado, pero te abrazo como una hermana —la anciana abrió sus brazos con la misma calidez con la que lo había hecho tantas veces en esta vida—. Estás segura. Puedes parar al fin.La mujer sabia avanzó un paso, sin miedo, confiando en que la mujer incomprendida necesitaba lo mismo que cualquier otra mujer en la vida: el apoyo y sostén de otra igual. Internamente, rogaba que la mujer incomprendida aceptara.
—Lo más importante es que te amo. Te amo como madre, como hermana y como hija. No puedo vivir tu vida, y tú no puedes vivir la mía, pero veo a la mujer en ti y la reconozco por lo que es: valiosa, fuerte, hermosa. Te libero del peso de tus errores. Te veo y te acepto.El aire cargado de estática vibró intensamente mientras la mujer incomprendida lloraba su dolor, tragedia e ira. Atacó varias veces, cansándose en el proceso, hasta que sus fuerzas se agotaron. Finalmente, se lanzó a los brazos abiertos de la mujer sabia como una niña en busca de su madre. El refugio seguro encendió su corazón, que estalló en llamas de amor reprimido, mientras cada lágrima representaba una liberación.
Tres días después, cuando los hermanos fueron a visitarla, no quedaba rastro de la casita donde la abuela solía vivir. Toda señal de su existencia había desaparecido, como si nunca hubiera estado allí.
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Camino de agua y Fuego
Short StoryEn un futuro distopico e una ciudad costera, donde nunca llego la conquista, donde se desarrollaron a su ritmo, aqui se desarrolla esta busqueda de amor que es una busqueda de uno mismo.