Vorágine: remolino impetuoso que hacen las aguas del mar, ríos o lagos

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En su trigésimo tercera vida, el segundo hermano estaba agotado. Había dado todo lo que tenía para ayudar a la familia, sacrificando su felicidad una y otra vez. En cada reencarnación, llegaba un poco más cerca de su destino, recogiendo pistas y dejándolas listas para su siguiente encarnación. En esta vida ya había avanzado bastante, incluso había logrado activar a sus hermanos para que lo ayudaran, y cada uno estaba enfrentando la maldición a su manera.Sin embargo, los únicos que aún no habían encontrado su camino eran su hermano tercero, su hermana y él mismo. Todavía no sabía cuál era su misión, su tarea, o lo que fuera necesario para acabar con esta repetición constante a la que llamaba vida. Volvió la vista a su derecha, donde su esposa dormía plácidamente, y aguzó el oído, buscando cualquier sonido extraño. Lo único que escuchó fue la respiración acompasada de sus hijos en la otra habitación. Hasta ese punto, su vida seguía el patrón de todas sus reencarnaciones, así que... ¿cuál sería su giro de tuerca esta vez?


Se levantó de la cama y fue a la cocina para prepararse una taza de café. Amaba el aroma del café en la mañana, y últimamente se despertaba tan temprano que llegaba a ver el amanecer. Se acomodó frente a una de las ventanas de la antigua casa, sosteniendo la taza con fuerza, y pensó en todo lo que había logrado en esta vida. Sin embargo, aún se sentía incompleto, como si faltara una pieza en el rompecabezas. Sacudió la cabeza; para él, los cambios seguían siendo esquivos.Salió hacia el trabajo como de costumbre. "Amos del Aire, Agua y Tierra" era uno de los nombres más pretenciosos que se le habían ocurrido en esta vida, pero siempre le hacía sonreír, incluso en los momentos más oscuros. Caminó sin prisa, saludando a las personas que se cruzaban en su camino. Al llegar a una tienda de juguetes, se detuvo para observar algunos preciosos juguetes para sus hijos. Decidió entrar y comprarlos.


Hizo fila, mirando su reloj con impaciencia. Ese invento era tan cómodo que resultaba casi adictivo. Cuando llegó a la caja, dejó los paquetes y sacó su tarjeta magnética para realizar la transacción. Le parecía curioso que todo se manejara ahora de esa manera, en un artefacto tan fácil de perder. La cantidad de robos de información y fraudes era impresionante.Levantó la vista para ver a la persona detrás de la caja, esperando encontrar a la cajera habitual. Sin embargo, había un joven moreno con grandes ojos negros, que lo miraba sonriente. El corazón de agua del segundo hermano saltó con tanta fuerza que casi se evaporó en un vapor intenso. Observó al joven mientras empacaba los juguetes y sintió cómo se ruborizaba. Aturdido, salió apresuradamente de la tienda, olvidando lo que había comprado, hasta que escuchó que lo llamaban.


Se dio la vuelta y vio al joven acercándose con los paquetes en la mano. Se los entregó con una sonrisa amplia antes de marcharse, dejando al segundo hermano con la boca abierta.Al llegar a casa, dejó los paquetes en las camas de sus hijos. Notó que uno de ellos llevaba una nota prendida en una esquina. La nota contenía solo un número de teléfono y una inicial escrita con una caligrafía elegante:— MLos días siguientes fueron una vorágine de emociones para el segundo hermano. Después de pensarlo mucho, al fin se decidió a llamar. La voz que respondió era alegre, masculina y cálida, envolviéndolo en una tibia manta de sosiego y descanso en medio de su agotadora misión. Los días pasaron y comenzaron a verse con más frecuencia. Pasaban todo el tiempo libre juntos, se volvieron cercanos, íntimos, grandes amigos. Sus hijos lo adoraban, y su esposa tenía en alta estima al joven.


Sin darse cuenta, sus sentimientos fueron cambiando poco a poco, hasta que se percató de que esa manta cálida que lo arropaba era, en realidad, amor.Por fin, el segundo hermano había aprendido lo que era el amor a su manera, sin ataduras, reglas o prohibiciones. Pero ahora debía enfrentar la verdad y decírselo a su esposa.

Camino de agua y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora