Cuando los piratas abordaron el barco de profundo calado que llevaba las banderas grises de los "amos del aire, mar y tierra", se llevaron una sorpresa monumental al descubrir que lo que esperaban robar no estaba allí en realidad. Al verse rodeados, los hombres arrojaron sus armas de fuego a los pies del imponente hombre que los observaba con ojos oscuros y sedientos de sangre. La gente que lo acompañaba era igual de temible, pero estaban frenados únicamente por la voz del líder, que ahora los miraba con profundo desprecio.
—Preferible morir que vivir en la deshonra —su voz de barítono se sobrepuso al golpe del agua contra la quilla del barco, al susurro del vapor y al graznido de las aves que giraban en círculos en el cielo, esperando una presa que cayera al agua.—La deshonra no sirve de nada si no tienes nada que llevar a la mesa —respondió con firmeza el cabecilla de los piratas, sin ceder ante el insulto. A pesar de estar maniatado y de rodillas, mantenía el orgullo de un guerrero.Rumi los miró con más detenimiento. Todos llevaban ropas raídas, iban descalzos y hambrientos, con los huesos visibles bajo las telas desgastadas. Sin embargo, cada uno de ellos tenía en la frente el brillo de la libertad; sus actos eran suyos y luchaban para proteger a sus familias. Inclinó la cabeza en señal de respeto por la firmeza de sus convicciones, recordando los momentos en que él mismo y sus hermanos pasaron por necesidades similares, protegiendo a una niña que sufría de un dolor inconmensurable.
Observó nuevamente las pangas lamentables, algunas con pequeños fuegos para cocinar arroz y papas, su única comida. Si tenían suerte, podían atrapar algún pez de río. La mayoría no tenía motor, y lo que conseguían difícilmente alcanzaba para alimentar a quienes los esperaban en casa. Rumi frunció el ceño. No era tan hábil en los negocios como su hermano Illa, pero podía ver una oportunidad cuando se presentaba. Se pasó una mano por la barbilla mientras una idea alocada cruzaba su mente. No era común en él tener ideas descabelladas; su estilo era directo y violento, sin términos medios. Si su plan funcionaba, lo que parecía un desastre potencial podría convertirse en algo provechoso. Miró al líder pirata, quien mantenía su dignidad pese a estar de rodillas, y le colocó una mano pesada sobre el hombro.—Hablemos —dijo Rumi con voz firme.
Del otro lado del golfo, el pequeño motor del bote fuera de borda rugía contra la corriente, protegiendo la carga valiosa que llevaban. Antay, con la escopeta descansando entre sus manos, no podía dejar de reír. Estaba seguro de que la reacción de su hermano sería de ira al descubrir lo que realmente habían traído. Bajó la cabeza para ocultar las lágrimas de risa que corrían por sus mejillas cuando sintió una mano sobre su hombro. Al girar la cabeza, vio la figura gallarda de su pareja, cuya sonrisa perlada apenas se distinguía en la oscuridad de la noche. Antay frotó su barbilla contra la mano, mostrando afecto, y se apoyó en él mientras ambos reían en voz baja, intercambiando comentarios sobre la posible reacción de Rumi. Pronto comenzaron a hacer apuestas, siendo la más importante un encebollado si todo salía según lo planeado. No importaba quién ganara, lo importante era el momento juntos.
La carga valiosa reposaba en el centro del bote, esperando el momento de su uso. Acostumbrada a ser un objeto de interés, se mantenía en silencio obstinado, con ojos inteligentes de gacela. La preciada carga, traída directamente de la India y capaz de resolver cualquier problema, tenía una piel cobriza como la de ellos, unos ojos enormes, un cabello largo y oscuro que se ondulaba con el viento, una figura envidiable y una boca sagaz capaz de destrozar el orgullo de cualquiera. Sin duda, habían traído a una reina.
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Camino de agua y Fuego
Truyện NgắnEn un futuro distopico e una ciudad costera, donde nunca llego la conquista, donde se desarrollaron a su ritmo, aqui se desarrolla esta busqueda de amor que es una busqueda de uno mismo.