26. La llamada

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Fueron junto al depósito y Rosa se pusieron a cavar una zanja ante él hasta dar con las tuberías y averiguar por dónde tirar. Gracias a la intervención nocturna de Violet, no se encontraron cadáveres de topillos entre las zarzas.

–Uf –resopló Mario–, sí que son viejas las tuberías.

–¿Qué te parece si vas acercando las nuevas? –sugirieron sin romper el ritmo de las paladas.

–Puede que cuando hayas abierto todo y haya un camino más limpio, que venir por el bosque cargado de...

–Tiene sentido –aceptaron–. Entonces coge otra pala –indicaron.

–¿D-De dónde la has sacado? –se sorprendió mirando la herramienta de metal rosado y mango protector rosa chicle.

–Ah, la tenía por aquí –contestaron, sin aclarar que parte de la tierra y vegetación sacadas de la zanja las habían transformado en la pala.

Mario no tardó en descubrir que cavar en aquel terreno no era tan fácil como lo hacían parecer Rosa, y que por cada palada que alcanzaba a dar él, ellas daban cuatro.

–Con tu ayuda terminaremos antes –pronosticaron demasiado optimistas, aunque no mentían–. E imagínate que tuviéramos más ayuda. ¿Seguro que tus colegas no se apuntarían? Podrían conseguir una consola cada.

–No sabría cómo decirles que vengan a la Mansión de los Crímenes a cavar, la verdad –murmuró él, peleándose con una raíz que se había enredado en torno a la tubería.

–Si lo intentas...

–Ya que has dicho que si lo imaginas, puedes hacerlo, ¿por qué no te imaginas que viene alguien a echarnos una mano? –propuso él con resquemor.

Rosa se lo quedaron mirando fijamente y abriendo mucho los ojos, lo que incomodó a Mario.

–¡Pues tienes toda la razón! –declararon clavando la pala con fuerza antes ellas, cerrando los ojos y abriendo los brazos.

–¿Qué... haces? –preguntó él mirando de reojo en busca de la cámara oculta.

–Imaginar que vienen más compañeras a la Residencia –respondieron mientras invocaban al universo–. Ya estaría.

–No... ha pasado nada –observó Mario.

–No a simple vista. ¿Sabes el montón de energía que se necesitaría para crear a alguien desde cero aquí y ahora? ¿O para teletransportarla?

–Ya... sí, mucha energía... me supongo.

–Lo que nos podemos permitir es llamar alguien y hacer que venga. Pero eso podría llevar unos días, así que paciencia –declararon recuperando la pala.

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¿Quién aparecerá~?

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