♡ I REALLY LOVE YOU ♡

"FESTIVAL DE BERLÍN IV"

Marius estaba sentado en el balcón del hotel, con una taza de té caliente entre las manos y envuelto en un par de mantas gruesas para protegerse del frío nocturno. La pantalla de su laptop descansaba sobre sus piernas, proyectando una película que había puesto más por compañía que por interés real.

Lou apareció en el umbral de la puerta del balcón, observando en silencio durante unos segundos antes de unirse a él. Se acomodó a su lado, metiéndose debajo de las mantas, y miró la pantalla por unos segundos antes de fijar su vista en Marius.

-¿Sigues enojado? -preguntó con suavidad.

Marius negó con la cabeza, sin apartar la mirada de la película.

-No... ya no estoy enojado -admitió con voz baja-. Solo estoy cansado de todo. Siento que no hemos parado ni un momento en las últimas semanas.

Lou asintió, entendiendo perfectamente lo que Marius quería decir. Se inclinó un poco y le dio un beso en la mejilla, con la intención de darle un poco de consuelo.

-La fama nos está corrompiendo, ¿verdad? -dijo en tono de broma -. Es como si estuviéramos atrapados en un juego en el que siempre tenemos que sonreír y decir las cosas correctas, aunque por dentro estemos hartos de todo.

Marius dejó escapar una risa suave y amarga.

-A veces pienso que los fans nos conocen mejor que nosotros mismos. O al menos, creen conocernos. Tienen una versión de nosotros en sus cabezas que nunca podemos cumplir del todo -murmuró, tomando un sorbo de su té.

Lou lo miró con ternura, sabiendo que esa era una de las cosas que más le costaban a Marius: la expectativa constante, la presión de ser perfecto. Se acercó un poco más y pasó un brazo por los hombros de su amigo, sintiendo cómo Marius se apoyaba ligeramente contra él.

-Es difícil, sí. Pero tenemos que recordar que también somos personas fuera de todo esto. Podemos tomarnos un respiro y ser nosotros mismos, sin preocuparnos por lo que los demás piensen.

Marius giró la cabeza para mirarlo, su expresión suavizándose.

-¿Y qué pasa si no me gusta esta versión de mí que ellos ven?.

-Entonces ignóralos. -Lou le sonrió, acariciándole el cabello con una mano-. La única opinión que importa es la tuya. Y para ser honesto, la versión de ti que yo conozco me gusta mucho más de lo que te imaginas.

-Gracias -susurró, tomando otra vez su té para disimular la sonrisa que se formaba en sus labios-. Tú también eres bastante genial. Cuando no estás molestándome, claro.

Lou rió entre dientes y le dio un suave empujón con el hombro.

-Tú sabes que mi principal misión en la vida es molestarte, ¿no? Si no lo hago, ¿quién lo hará? -bromeó, aunque su tono se volvió más serio de repente-. Pero en serio, Marius... pase lo que pase con todo esto de la fama, no dejes que te cambie. No quiero que te pierdas en lo que los demás quieren que seas. Yo prefiero al Marius que es sincero, que me mira con esa cara de "no me creo ni una palabra de lo que estás diciendo".

Marius rió suavemente, recostando la cabeza en el hombro de Lou.

-No me voy a perder, lo prometo. Mientras tú estés aquí para recordarme quién soy, no voy a dejar que esto me afecte.

-Voy a estar aquí siempre -murmuró al fin, con la voz tan baja que casi se la llevó el viento -. No te vas a librar de mí tan fácilmente.

Mientras Lou y Marius seguían mirando la película, en ese momento de calma donde se sentían como si el mundo hubiera dejado de girar por un rato, el timbre de la puerta sonó de repente, rompiendo la tranquilidad. Lou se levantó con un leve suspiro y se dirigió hacia la entrada, preguntándose quién podría ser a esas horas. Al abrir la puerta, se encontró con una figura encapuchada, cubierta por un abrigo grueso y oscuro.