"FESTIVAL DE BERLÍN V"

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La habitación del hotel se había convertido en un verdadero campo de batalla mientras Lou y Marius se preparaban a toda prisa para el festival. Ambos corrían de un lado a otro, intentando vestirse y buscar sus cosas al mismo tiempo. Lou luchaba por abrocharse la camisa mientras sostenía la corbata con la boca.

—¡Marius! —gritó, con la voz amortiguada por la tela—. ¿Has visto mi cinturón? ¡No lo encuentro por ninguna parte!

Marius, que estaba peleando con un botón rebelde de su camisa, miró alrededor rápidamente.

—¿Tu cinturón? —preguntó, con la voz algo sofocada—. No tengo ni idea. ¡Además, no puedo creer que hayas perdido el cinturón otra vez!

Lou dejó escapar un suspiro y tiró la corbata sobre la cama. Se agachó para mirar debajo del sofá, y después de unos segundos de búsqueda frenética, finalmente lo encontró.

—¡Lo tengo! —exclamó —. Y, para tu información, solo lo perdí porque alguien lo usó como lazo anoche.

—Eso fue Saar, no yo —replicó Marius con una risa, abrochándose el botón finalmente—. Además, te ves mejor sin cinturón.

Lou rodó los ojos y se apresuró a terminar de vestirse. Luego, se dirigió hacia el espejo para ajustar su corbata, mientras Marius intentaba peinar su cabello de forma decente, lo cual parecía ser una tarea imposible con el poco tiempo que tenían.

—Si me hubiera levantado más temprano, no estaría en este lío —se quejó Marius, pasándose la mano por el cabello para darle forma.

—¿Más temprano? —Lou arqueó una ceja, divertido—. Eras tú el que estaba roncando como un oso perezoso en mi regazo.

—¡No estaba roncando!.

Lou se rió y le dio un golpecito en el hombro al pasar junto a él.

—Claro que no, solo hacía un ruido... muy elegante —bromeó.

Finalmente, ambos terminaron de arreglarse, cada uno con su propio toque desordenado pero elegante. Agarraron lo que necesitaban y salieron apresurados por la puerta. Mientras bajaban corriendo por las escaleras del hotel, Marius tropezó con el último escalón, logrando mantenerse en pie solo porque Lou lo sostuvo del brazo.

—Quizás deberíamos practicar bajar escaleras como adultos.

—O podríamos simplemente instalar una rampa.

La prisa y el caos continuaron hasta que se subieron al auto que los llevaría al festival. Se miraron entre sí, ambos sin aliento pero sonriendo. 

Cuando llegaron al festival, Lou y Marius saludaron a todos con entusiasmo, abrazando a compañeros de reparto, directores y otros miembros del equipo. Cada vez que se acercaban más a la entrada, los flashes de las cámaras y los vítores de los fans se hacían más intensos. Era un recibimiento caótico, pero también emocionante. Después de unos minutos, finalmente pudieron entrar al recinto.

La película comenzó poco después, y aunque era la quinta vez que la veían en un festival, todavía había algo especial en observar las reacciones del público con cada escena. Lou no podía evitar espiar a Marius de vez en cuando, notando cómo se inclinaba hacia adelante durante las partes más tensas o sonreía ligeramente en las escenas más emotivas. A pesar de conocer cada línea y cada plano, era evidente que la historia aún le llegaba.

Tras la proyección, comenzaron las entrevistas. Lou y Marius respondieron preguntas sobre sus personajes, el proceso de rodaje y lo que esperaban del futuro. Ambos se desenvolvieron bien, con Lou mostrando su habitual carisma relajado y Marius siendo un poco más reservado pero siempre atento. Después de media docena de entrevistas, tuvieron un descanso y se dirigieron a la sala de bocadillos.

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