"FESTIVAL DE BERLÍN VIII"

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Marius abrió los ojos lentamente, aún medio adormilado, y se encontró abrazando algo cálido y cercano. Parpadeó, su vista desenfocada mientras procesaba la situación. Al levantar la cabeza, su corazón dio un salto: estaba durmiendo al lado de Lou, prácticamente acurrucado contra en la cama. Retrocedió de golpe, haciéndose a un lado y, en el proceso, despertando a Lou.

-¡¿Qué... qué haces aquí?! -exclamó, llevándose una mano al pecho mientras intentaba recordar cómo había llegado a ese punto.

Lou, aún entre sueños, lo miró con los ojos entrecerrados y un bostezo.

-¿Qué? ¿De qué hablas? Te dormiste ahí anoche, ¿o ya te olvidaste?.

Marius negó rápidamente, aún rojo de vergüenza.

-¡Pero... yo... tú...! ¡Estaba durmiendo encima de ti! -balbuceó, claramente atónito por la situación.

Lou le lanzó una sonrisa burlona, ahora completamente despierto.

-Relájate, Marius. No pasó nada. Además, no parecía que estuvieras tan incómodo cuando te quedaste dormido encima de mí -alzando las cejas con diversión.

Marius abrió la boca para protestar, pero no encontró palabras. Se llevó las manos a la cabeza, tratando de ordenar sus pensamientos.

-¿Por qué no me despertaste? Esto... esto es... vergonzoso.

Lou se encogió de hombros y soltó una risa suave.

-Parecías estar bastante cómodo. Pensé que podrías necesitar el descanso. Y bueno... no me importó mucho, la verdad -admitió, rascándose la nuca y mirando hacia otro lado, como si tratara de ocultar una sonrisa.

Marius, aún ruborizado, suspiró y miró hacia el suelo, claramente intentando ocultar su incomodidad.

-Vale, pues... la próxima vez despiértame, ¿sí? No quiero volver a pasar por esto.

-Hecho. Pero solo si prometes no acurrucarte como un gatito la próxima vez. Porque, sinceramente, eso hace que sea difícil despertarte.

-¡¿Qué dices?! Yo no... ¡no me acurruqué!

Lou soltó una carcajada, disfrutando de verlo tan incómodo.

-Lo que tú digas, Marius. Lo que tú digas.

Marius salió de la habitación en dirección al baño, aún murmurando algo sobre la extraña noche que había tenido. Apenas la puerta se cerró tras él.

~♡~

Lou estaba terminando de preparar el desayuno cuando escuchó pasos detrás de él. Al darse la vuelta, vio a Marius salir del baño, despeinado y con cara de poco amigoso, frotándose los ojos como si aún no estuviera completamente despierto.

—Anoche escuché ruidos raros —comentó Marius mientras se acomodaba en la mesa—. Como si alguien estuviera hablando... ¿Tienes idea de quién era?.

Lou hizo una pausa, intentando no verse nervioso. Rápido, se llevó un sorbo de café a los labios y se encogió de hombros con naturalidad.

—¿Ruidos? No escuché nada —mintió, tratando de que su tono sonara despreocupado mientras disimulaba la risa al recordar sus conversaciones con Elias.

Marius entrecerró los ojos, aún confundido.

—Estoy seguro de que escuché algo... Bueno, al menos no fue otro de tus sonambulismos, eso ya sería el colmo —se burló, con una sonrisa pícara.

—Muy gracioso —rodando los ojos, pero sin poder evitar reírse también.

Mientras comenzaban a desayunar, Marius señaló casualmente:

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