♡ I REALLY LOVE YOU ♡

"FESTIVAL DE BERLÍN XIV"

La habitación estaba oscura, solo iluminada por el resplandor de la pantalla. Lou y Marius se habían acomodado en el sofá para ver una película de terror, con una enorme bolsa de palomitas entre ambos. Lou no era fanático del género, pero había aceptado, tratando de aparentar tranquilidad... hasta que llegó la primera escena impactante.

En la pantalla, un monstruo apareció de golpe, acompañado de un sonido estruendoso. Lou soltó un pequeño grito y, sin darse cuenta, se subió casi por completo encima de Marius, aferrándose a su brazo mientras su respiración se aceleraba. Marius, entre sorprendido y divertido, levantó una ceja y le dio una suave palmada en la espalda.

—¿Lou? ¿Estás bien?.

—Lo siento, es que... no me lo esperaba. Creo que me asusté un poco...

Marius negó con la cabeza y se inclinó un poco hacia él.

—No pasa nada, te veías muy... decidido a enfrentar al monstruo, encima de mí —dijo en tono bromista. Luego, al ver un pequeño trozo de palomita en el labio de Lou, sin pensarlo mucho, alzó una mano para quitárselo suavemente, rozando sus labios con el pulgar.

Lou se quedó inmóvil, sorprendido por el gesto, mientras sentía el calor subiéndole al rostro.

—Gracias... —murmuró, con los ojos muy abiertos.

Marius le sonrió con amabilidad, dejándolo algo embelesado.

—De nada, pero... —le susurró en tono suave, casi cómplice—, no tienes que disculparte. Estoy aquí si necesitas... algo de valor extra.

Lou no pudo evitar soltar una pequeña risa.

—Agradezco esa "oferta de valor extra", pero no te prometo que no vuelva a saltar encima tuyo si aparece otro monstruo.

Marius soltó una carcajada.

—Entonces, ¡adelante! Tienes luz verde para aterrizar aquí las veces que quieras.

Marius, sin decir mucho, alzó una mano y comenzó a pasar sus dedos suavemente por el cabello de Lou, como si quisiera memorizar cada detalle.

—Sabes... —dijo en un tono que no solía usar—, no sé cómo explicarlo... Pero hay algo en ti que me hace sentir en paz, como si todo lo demás... simplemente desapareciera cuando estamos juntos.

Lou bajó la mirada, sintiendo que su corazón aceleraba al escuchar esas palabras. Marius le sonrió, inclinándose un poco más cerca, sus ojos brillando con una ternura inesperada.

—Siempre pensé que, en este mundo, nadie realmente llega a conocerte por completo. Pero contigo... me siento como si por fin hubiera encontrado a alguien que me entiende, alguien que... —hizo una pausa, su mano aún acariciando el cabello de Lou, deslizando sus dedos suavemente—. Alguien que, sinceramente, me gustaría que estuviera a mi lado para siempre.

Lou sintió el calor subiéndole al rostro, sus ojos se encontraron con los de Marius, y un impulso lo llevó a acercarse. Apenas unos centímetros los separaban, y ambos parecían perderse en ese momento, como si el tiempo y el espacio dejaran de existir.

Pero justo cuando Marius estaba a punto de inclinarse para besarlo, un sonido abrupto los interrumpió. Era el celular de Lou vibrando insistentemente sobre la mesa. Ambos soltaron un suspiro frustrado, mirándose con una mezcla de sorpresa y fastidio. Lou tomó el teléfono y vio el nombre de Anthony en la pantalla.

—Oh, genial... —murmuró, contestando la llamada—. ¿Hola?

Anthony habló rápidamente al otro lado de la línea, con tono apurado.

—¿Chicos? ¡¿Dónde están?! ¡Ya es tarde! Tienen que estar en el festival, ¡los están esperando!

Lou abrió los ojos, de golpe consciente del tiempo. Apenas cortó la llamada, miró a Marius, y ambos se quedaron congelados un segundo antes de saltar de la cama.