"FESTIVAL DE BERLÍN XV"

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Lou dormía profundamente cuando sintió algo familiar y cálido a su alrededor: el brazo de Marius, que descansaba suavemente sobre sus caderas. Parpadeó para orientarse y notó que Marius estaba completamente dormido, con el rostro relajado y el cabello desordenado contra la almohada. Intentó no moverse demasiado, pero no pudo evitar observar su paz, sintiéndose atrapado entre la ternura y el desconcierto.

Sin embargo, su tranquilidad se esfumó al ver una figura en la entrada de la habitación. Era Saar, que lo miraba con una sonrisa enigmática, como si acabara de descubrir el secreto más jugoso del universo. Lou sintió una punzada de vergüenza y se sentó rápidamente, intentando liberarse del abrazo de Marius sin despertarlo.

—¿Saar? ¿Qué haces aquí? —susurró, sus ojos entrecerrados mientras trataba de no hacer ruido.

Ella se encogió de hombros con una sonrisa traviesa, avanzando unos pasos hacia ellos.

—Acabo de llegar de la fiesta. Vine a buscar mi cargador, pero al asomarme... bueno, no pude evitar ver lo que estaba pasando. —Le guiñó un ojo.

—No es lo que parece... —dijo, aunque la frase salió con menos convicción de la que habría deseado—. Marius solo se quedó dormido aquí... ya sabes, nada raro.

Saar alzó una ceja, y apoyó un codo en el marco de la puerta.

—Ajá, claro. Dormidito y abrazado de ti como si fueras su almohada favorita. Vamos, Lou, no soy tonta.

Lou se pasó la mano por el cabello, visiblemente incómodo, intentando mantenerse en calma.

—Saar, no hay nada que explicar, de verdad. Nos quedamos viendo una película y se quedó dormido. Eso es todo.

—¿Seguro? Porque, no sé, esa es una excusa bastante... básica. Además, ¿me vas a decir que no pasa nada? Porque si esto fuera solo una película, tú no te habrías quedado ahí, "casualmente" acurrucado.

Lou suspiró, atrapado, pero sin ceder.

—No hay nada más. Lo juro. Es solo que... bueno, estábamos cómodos, y supongo que no queríamos despertar al otro.

Ella soltó una risita, aguantando la emoción.

—¡Qué romántico, por favor! ¿Sabes qué? Creo que deberían hablar, Lou. Esto no es solo "amistad cómoda", y los dos lo saben, aunque tú sigas insistiendo en lo contrario.

El negó rápidamente con la cabeza, tratando de mantener su compostura.

—Ya te dije que no hay nada de qué hablar. —Desvió la mirada hacia Marius, asegurándose de que siguiera dormido—. Solo somos amigos, y él también lo ve así. No es nada.

—Lou, amigo... a ver, voy a ser sincera. Estás en un estado de negación de otro nivel. Te lo voy a decir clarito: si no hablas con él, te vas a arrepentir. ¡Y ni se te ocurra usar el argumento de "solo amigos"! Porque ese chico te mira como si fueras el único en la sala cuando ni te das cuenta.

—Saar, estás exagerando... ¿Verdad?

Ella le lanzó una mirada llena de compasión fingida, como si tratara con alguien especialmente terco.

—Ay, eres un caso perdido. Solo prométeme que, por lo menos, vas a pensarlo. —Le dio un toquecito en el hombro antes de dirigirse hacia la puerta—. Ah, y avísame cuando decidan formalizar lo que ya todos sabemos. Porque si se siguen haciendo los tontos, juro que lo publicaré yo misma.

—No te preocupes, no vamos a llegar a ese punto. Pero... gracias por la "charla".

Ella le guiñó un ojo antes de irse.

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