"FESTIVAL DE BERLÍN XI"

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Lou estaba de pie junto a la cama, revisando su ropa para la presentación de esa noche. Tenía dos opciones: una camisa negra bien planchada que le daba un toque elegante y un suéter azul marino que, aunque menos formal, resaltaba sus ojos. Miraba cada prenda con atención, buscando la que lo hiciera ver más seguro, pero sin mucha concentración... Su mente seguía enredada en el comentario de Marius de esa mañana, en eso de "fingir ser una pareja" si alguien los reconocía en la cafetería.

De repente, una figura en el marco de la puerta lo sacó de sus pensamientos.

—¿Puedo pasar? —dijo Marius, con una voz apenas audible.

Lou se giró, sorprendido al ver a su amigo. Marius tenía esa expresión nerviosa, como si quisiera decir algo importante pero no encontraba las palabras. Lou asintió con una pequeña sonrisa, intentando disimular la emoción que le provocaba verlo allí.

—Claro, pasa —doblando un poco torpemente la camisa negra y dejándola en la cama.

Marius dio unos pasos hacia él, moviéndose de forma inquieta mientras frotaba sus manos.

—Mira, quería hablarte de... ya sabes, lo de esta mañana. Lo de la cita —haciendo comillas en el aire con los dedos, sin atreverse a mirarlo a los ojos. Lou sintió su corazón acelerarse, pero trató de mantener la calma, incluso si una sonrisa tímida se asomaba en sus labios.

—Sí... eso. 

Marius parecía incómodo, como si el aire se volviera denso de repente. Se rascó la nuca y miró a un punto indefinido en la pared.

—Es que... bueno... lo de la cita en la cafetería... en realidad, era una especie de... —hizo una pausa, buscando las palabras— una broma. Una broma nada más. No quería que pensaras que era algo... serio. Es decir, bueno, no así —terminó con una risa nerviosa.

Lou parpadeó, su sonrisa se mantuvo, pero algo en su expresión reflejaba que no había sido exactamente lo que esperaba escuchar. Sin embargo, asintió, disimulando su leve decepción.

—Oh, claro. Sí, entiendo, no hay problema.

Marius pareció aliviado, y rápidamente cambió de tema, con un tono más animado.

—De todos modos, deberíamos estar listos para salir a las cuatro. No quiero que se nos haga tarde —retrocediendo hacia la puerta mientras le lanzaba una sonrisa más confiada.

Lou asintió de nuevo, aún procesando lo que Marius había dicho. Antes de salir, le dio una última mirada, como si quisiera decir algo más, pero se contuvo y desapareció por el pasillo. Lou quedó en silencio, su sonrisa tímida todavía en su rostro mientras miraba su ropa en la cama. Aunque sabía que no debería darle vueltas, una parte de él no pudo evitar imaginar qué habría pasado si Marius no se hubiera retractado, si ese café hubiera sido una cita real.

Estaba sentado en el borde de la cama, la luz tenue del cuarto iluminaba su rostro mientras miraba distraído su celular. Sin saber exactamente por qué, una tristeza lo invadió y sintió como las lágrimas se deslizaban por su rostro sin control. Cerró los ojos, intentando calmarse, y de pronto sintió un leve roce en su cabello, como una caricia sutil y tranquilizadora. Pensó que sería Elías, ese personaje que a veces aparecía en los momentos que más lo necesitaba. Pero, al levantar la vista, no había nadie allí. Un suspiro pesado se le escapó, y secó las lágrimas, tratando de reponerse.

Un rato después, ya había llegado el momento de salir hacia el festival. Lou y Marius caminaban juntos, ambos en silencio, envueltos en una especie de burbuja de pensamientos propios. Al llegar, siguieron con la rutina de siempre: saludos al público, sonrisas a las cámaras, un vistazo a la película, entrevistas interminables y, finalmente, los bocadillos que servían al terminar el evento. Estaban agotados, pero a Lou le alegró que el día estuviera por terminar.

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