"FESTIVAL DE BERLÍN XVI"

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Bajo el sol de la tarde, Lou y Marius estaban en la piscina del hotel, riendo y salpicando agua entre sorbos de jugo de naranja que les habían servido en copas altas. El agua les llegaba hasta el pecho.

En un momento, Marius sonrió con picardía y, antes de que Lou pudiera reaccionar, lo tomó por la cintura y lo alzó sobre sus hombros.

—¿Estás listo para volar? —preguntó Marius.

—¡No, espera! —protestó entre risas —. ¡No me vas a tirar!.

Pero Marius solo rió más, ignorando las súplicas de Lou, y lo lanzó de un empujón al agua. El se hundió en la piscina con un chapoteo fuerte, y Marius se lanzó detrás de él, disfrutando de la travesura. Ambos salieron a la superficie, jadeando y riendo, el agua resbalando por sus rostros mientras intercambiaban miradas.

Lou estaba tratando de quitarse el cabello mojado de la cara cuando notó que Marius se acercaba, posando su rostro muy cerca del suyo, con una sonrisa tan traviesa como encantadora.

—¿Sabías que te ves bien cuando estás empapado? —murmuró.

Lou sintió un leve cosquilleo en la piel, pero solo se rió, tratando de ocultar el ligero rubor en sus mejillas.

—Ah, ¿sí? —mirando hacia otro lado, aunque su sonrisa lo delataba—. Y tú eres muy… molesto cuando te pones así.

Marius inclinó un poco más el rostro, sin perder esa expresión juguetona.

—A veces me gusta ser molesto… especialmente si es contigo —bajando la voz con un tono suave que hizo que Lou se estremeciera levemente, sintiendo cómo el agua parecía vibrar entre ellos.

Marius movió lentamente una mano, dejándola deslizarse por el hombro de Lou y bajando poco a poco hacia sus caderas, disfrutando del contacto en ese instante de cercanía. Pero antes de que su mano llegara demasiado lejos, Lou soltó una carcajada y le dio un empujón juguetón en el pecho.

—¡Oh, no, no! —dijo, entre risas, alejándose de él rápidamente—. No tan rápido, Marius.

Con una risa, Lou comenzó a nadar hacia el otro lado de la piscina, tratando de escapar, aunque la sonrisa en su rostro mostraba que estaba disfrutando del juego.

Marius, sin dudarlo, lo siguió, avanzando rápido en el agua mientras lo perseguía.

—¡Ey, no huyas, cobarde! —le gritó —. No escaparás tan fácil.

La piscina se llenó de risas y agua salpicando mientras los dos jugaban a perseguirse.

Lou intentaba nadar hacia la orilla de la piscina para escapar, pero Marius, mucho más rápido, lo alcanzó en un par de brazadas. Con una sonrisa traviesa, lo acorraló en un rincón, apoyando ambos brazos en el borde de la piscina, bloqueando cualquier intento de fuga.

—Bueno, ¿y ahora? —preguntó Lou, tratando de sonar casual.

Marius arqueó una ceja, con una expresión encantadora. Se inclinó ligeramente hacia Lou, su rostro peligrosamente cerca del de él.

—Creo que no tienes escapatori, no puedes huir de mí para siempre.

Lou intentó esquivar la mirada, riéndose un poco.

—Deberías… eh… alejarte un poco, ¿no? —murmuró, tratando de mantener la calma mientras bajaba un poco la cabeza—. Antes de que venga Saar y nos moleste.

Pero Marius solo se rió suavemente, encogiéndose de hombros como si la idea de ser descubiertos no le importara en absoluto.

—¿Y si no me importa? Digo, estamos solo tú y yo aquí. Y tal vez eso es lo que quiero ahora… estar contigo.

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