"FESTIVAL DE BERLÍN XVIII"

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Lou y Saar estaban cómodamente sentados en el sofá, cada uno sosteniendo una taza de té caliente mientras la música suave llenaba la habitación. Lou daba pequeños sorbos, intentando parecer lo más tranquilo posible, pero sabía que Saar no tardaría en sacar el tema.

-Entonces... -comenzó ella con una mirada pícara-. ¿Qué pasó anoche con Marius?

Lou casi se atraganta con su té y desvió la mirada rápidamente.

-¿Qué? ¿Anoche? -respondió, tratando de sonar despreocupado-. Oh, nada fuera de lo normal, ya sabes, sólo... nos fuimos a dormir, eso es todo.

Saar le lanzó una mirada escéptica, con una sonrisa que decía que no se creía ni una palabra.

-Claro, claro... -dijo, estirando cada palabra con diversión-. Entonces me vas a decir que no hubo abrazos, ni miraditas, ni... acercamientos sospechosos.

Lou trató de mantener la compostura, pero la manera en que Saar lo miraba le hacía imposible no sentirse nervioso.

-Oye, de verdad, Saar, no pasó nada de eso -insistió, aunque sus mejillas empezaban a tornarse rojas-. Solo fuimos dos amigos... compartiendo el espacio... y tal vez... un pequeño abrazo accidental, pero nada más.

Saar soltó una risa, claramente divirtiéndose con la incomodidad de Lou.

-Ajá, "accidental", ¿eh? ¿Y eso de despertar en su regazo también fue "accidental"? -preguntó, levantando una ceja, disfrutando cada segundo de verlo así.

Lou suspiró, tratando de evitar la sonrisa que amenazaba con aparecer.

-¡Bueno, sí! Fue... accidental. Él estaba dormido, yo estaba dormido, y de repente, ¡pum!, ahí estaba, descansando en su regazo -se rascó la cabeza, un poco avergonzado-. No es tan raro, ¿o sí?

Saar le dio un pequeño golpe en el brazo, divertida.

-Claro, no es raro en absoluto... para una pareja enamorada que no sabe cómo dar el siguiente paso -bromeó-. Lou, deberías verte, estás sonrojado hasta las orejas.

Lou rió, tratando de desviar el tema.

-¡Deja de exagerar! No estamos "enamorados"... él solo me gusta un poquito, eso es todo. Y, en cualquier caso, ni siquiera sé si él siente lo mismo, probablemente solo está siendo amable y yo lo estoy malinterpretando.

Saar lo miró con una expresión entre divertida y exasperada.

-¿De verdad? Lou, Marius no es precisamente sutil. El chico prácticamente te tiene en un pedestal, y tú sigues pensando que solo es "amable".

Lou negó con la cabeza, riéndose a pesar de sí mismo.

-Es que... no sé. Me siento como un idiota cada vez que lo pienso. No quiero arruinarlo.

Saar le dio un empujón cariñoso.

-No vas a arruinar nada, tonto. Solo tienes que ser tú mismo... aunque con un poco menos de "me sonrojé y me caí del sofá" y un poco más de confianza.

Lou soltó una carcajada y la miró agradecido.

-Gracias, Saar... creo que eso es exactamente lo que necesitaba escuchar.

Marius entró a la sala, frotándose los ojos aún adormilado, y sin dudarlo fue directo a sentarse al lado de Lou. Se acomodó junto a él en el sofá y, casi de forma automática, le pasó el brazo por encima de los hombros mientras encendía la tele. Lou trató de no tensarse, pero no pudo evitar mirarlo de reojo, con un leve rubor en sus mejillas.

Saar, que estaba observándolos, no dejó pasar la oportunidad.

-Pero qué lindos se ven -su tono burlón inconfundible-. Parecen de esos novios de película que siempre se sientan juntitos en el sofá. ¿Les traigo palomitas o una mantita para que se acurruquen mejor?

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