Después de grabar "Young Hearts", una película que explora los primeros amores, Lou comienza a experimentar una atracción inesperada hacia su compañero de set, Marius. A medida que ambos viajan de festival en festival para promocionar la película, L...
Lou despertó en el sofá, parpadeando un par de veces. Sentía un suave calor a su lado, y al bajar la mirada, encontró al pequeño perrito acurrucado contra él, moviendo la cola feliz de verlo despertar. Sonrió y le acarició la cabeza.
En ese instante, escuchó a Marius moverse apresurado por la habitación. Al girarse, lo vio al otro lado, frente al espejo, ajustándose la chaqueta y echando un último vistazo a su atuendo para el festival. El notó que Lou lo estaba observando y se acercó con una sonrisa.
-¡Hola, dormilón! -saludó, inclinándose para darle un beso en la frente-. Anda, prepárate. Tenemos que ir al festival.
Lou hizo una mueca y se dejó caer de nuevo contra el sofá, suspirando.
-Ugh, no quiero ir -cubriéndose los ojos con una mano-. No estoy de humor para sonreír y posar.
-Lou... no puedes decir que no esta vez -insistió, con tono persuasivo-. Hoy va a estar uno de los directores de Netflix, y sabes lo importante que es para la película. Necesitamos estar ahí, los dos.
Lou volvió a suspirar, claramente renuente. Sin embargo, Marius no estaba dispuesto a ceder tan fácil. Se inclinó hacia él y le dio un suave beso en la mejilla, dejando que su mano acariciara el rostro de Lou.
-Anda, por favor -le susurró con tono dulce, rozando sus labios contra la piel de Lou-. Hazlo por mí.
Lou intentó mantenerse firme, pero la mirada de Marius, llena de ternura y diversión, le hacía casi imposible resistirse. Marius aprovechó el momento y lo besó, lento y cariñoso, mientras sus manos se enredaban en su cabello.
-Sabes que voy a terminar convenciéndote -murmuró Marius contra sus labios, sonriendo-. Y además... ¿no quieres ser la envidia de todos cuando te vean entrar conmigo?
Lou soltó una pequeña risa y finalmente abrió los ojos.
-Está bien, está bien... me convenciste.
Marius sonrió triunfante y le dio un último beso antes de ayudarlo a levantarse del sofá.
-Sabía que dirías que sí -le guiñó un ojo-. Y prometo que luego compensaremos este esfuerzo, solo tú y yo.
Lou asintió, dándose por vencido y dejándose llevar, mientras el pequeño perrito brincaba alrededor de ellos, emocionado de verlos juntos.
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Lou se ponía una camisa mientras se miraba en el espejo, ajustando los botones y tratando de que todo quedara en su lugar. Apenas había terminado, Marius entró a la habitación con una sonrisa, observándolo de arriba a abajo.
-Bueno, bueno... parece que alguien decidió ponerse guapo para el festival, ¿eh?.
Lou rodó los ojos, aunque no pudo evitar sonreír.
-No digas tonterías. Me vestí así porque tú me convenciste, no porque quiera ir -murmuró, y luego hizo una pausa, mirando sus zapatos-. Pero... estos malditos cordones...
