"Hoy volvió a doler,
Pero ya no tanto como ayer.
Las cicatrices se sienten más suaves,
Menos punzantes,
Como si el tiempo,
Ese viejo curandero,
Hubiera comenzado a hacer su trabajo.
No es que no duela,
Pero es un dolor más distante,
Como un eco lejano
De algo que antes parecía insoportable."
Hoy volvió a doler. No lo puedo negar. Aunque es un dolor diferente, más tenue, más soportable que ayer. Ya no es esa angustia aguda que me atravesaba sin piedad, ni esa sensación de vacío en el pecho que me hacía cuestionar todo. No. Hoy, simplemente, fue una punzada suave, como un recordatorio de que todavía hay algo ahí, una herida que está sanando, aunque a su ritmo.
Es curioso cómo el dolor cambia con el tiempo. Al principio, parece que nunca va a desaparecer. Te despiertas con él, vives el día sintiéndolo en cada rincón de tu mente, y cuando intentas dormir, ahí está de nuevo, impidiendo que tengas paz. Pero luego, sin que te des cuenta, empieza a ceder. No de golpe, sino poco a poco, en pequeñas dosis de alivio que a veces ni siquiera notas.
Hoy, cuando el dolor apareció, me sorprendió darme cuenta de que ya no era tan fuerte. Pude continuar con mi día sin detenerme, sin dejar que controlara mis pensamiento. No fue como ayer, cuando me asfixiaba la nostalgia, cuando cada recuerdo era una daga. Hoy fue más como una brisa fría que, aunque incomoda, se que pasará.
Quizá es porque estoy aprendiendo a vivir con ello. O tal vez porque el tiempo, aunque impecable, también tiene la habilidad de hacer que las cosas duelan menos. A veces pienso que este dolor es parte del proceso, parte del viaje hacia ti. Que cada día que pasa, estoy más cerca de sanar del todo, más cerca de estar listo para encontrarse sin las cargas del pasado.
La verdad es que no sé cuándo dejara de doler por completo. Puede que aún me queden algunos días difíciles, algunos momentos en los que las cicatrices vuelven a abrirse por un instante. Pero si algo he aprendido, es que el dolor es temporal. Y que por cada día que pasa, duele un poco menos, hasta que un día ... espero, ya no dolerá en absoluto.
Cuando te encuentre, cuando por fin te tenga frente a mí, sé que todas estas heridas serán solo un lejano recuerdo. Y aunque hoy volvió a doler, también sé que me estoy acercando más a ese día. Porque cada dolor, cada herida, es una lección, una preparación. Y algún día, cuando estemos juntos, sabré que todo valió la pena.
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Para ti, que aún no llegas
RomanceEn un rincón del universo, hay almas destinadas a encontrarse, pero no siempre en el mismo tiempo o espacio. Este libro recoge historias y poemas escritos para alguien que aún no ha llegado, pero cuya presencia se siente en cada palabra. Desde susur...