"Hay un rincón en mi ser,
Donde guardo lo que no puedo decir,
Las palabras se escapan como susurros,
Cuando intento describir lo que eres para mi.
Eres inefable, como la luz en el amanecer,
Un misterio que no se puede contener.
Te siento en cada latido, en cada suspiro,
Pero hablar de ti, es como intentar atrapar el viento en mis manos."
Existen emociones que desafían las palabras, sentimientos tan profundos que ningún lenguaje humano puede encapsular. Esas son las emociones que ella sentía cada vez que pensaba en él. Aunque aún no lo había conocido, en algún rincón de su ser sabía que él estaba ahí, esperando. Esa sensación era inefable.
Había intentando explicarlo mil veces. A sus amigos, a su familia, incluso a sí misma, pero cada intento parecía quedarse corto. ¿Cómo poner en palabras la sensación de estar conectada con alguien a quien nunca has visto? ¿Cómo describir el vacío que parecía llenarse de una presencia invisible, solo para desaparecer en el siguiente instante?
Lo inefable no se puede describir, pero eso no impedía que ella lo sintiera. A veces, mientras caminaba por la ciudad, veía sombras de lo que podría ser, destellos de un futuro que aún no había llegado. Una sonrisa de un extraño, un destello de sol entre las hojas de un árbol, una canción que tocaba en la radio: todos eran recordatorios sutiles de algo que no podía poner en palabras, pero que siempre estaba ahí.
Él, en algún otro rincón del mundo, experimentaba algo similar. Era un sentimiento que lo acompañaba en los momentos más inesperados, como si algo grande y trascendental estuviera esperando por él , justo más allá del alcance de su comprensión. Sabía que, como ella, no podía nombrarlo. Era inefable. Pero eso no hacía que fuera menos real.
En sus sueños, a veces lograban encontrarse. No había palabras entre ellos, porque las palabras eran innecesarias. La conexión entre sus almas era algo que iba más allá de lo que se podía decir. En esos momentos, cuando sus ojos se encontraban y sus manos se rozaban, todo lo que no podían explicar en la vigilia se volvía claro. No era algo que pudiera escribirse en papel o expresarse en frase. Era algo que solo se podía sentir.
Cuando despertaban, la sensación persistía, pero el lenguaje volvía a ser una barrera. Intentaban hablar de ello, pero sabia que algunas cosas estaban destinadas a permanecer como un misterio. Lo inefable no necesita explicación, porque es perfecto en su indefinición.
En sus respectivos mundos, ella seguía esperando, sabiendo que algún día lo encontraría, y el mantenía la esperanza de que ese sentimiento inefable los llevaría finalmente el uno al otro . Aunque no podía describirlo, su amor era tan real como las estrellas en el cielo. Inefable, si, pero innegablemente eterno.
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Para ti, que aún no llegas
RomansaEn un rincón del universo, hay almas destinadas a encontrarse, pero no siempre en el mismo tiempo o espacio. Este libro recoge historias y poemas escritos para alguien que aún no ha llegado, pero cuya presencia se siente en cada palabra. Desde susur...