Para ti, que aún no llegas

Un Deseo de Inmortalidad

"No quiero irme de este mundo

Sin haber probado, aunque sea una vez,

La esencia pura de lo que llaman amor verdadero.

Ese amor que llena,

Que te hace sentir que el tiempo se detiene

Y que, por un instante,

La eternidad cabe en una mirada.

Deseo conocer el amor que se da sin medida,

Sin temor, sin frenos, sin razón,

El que no pide nada a cambio

Y que transforma incluso el silencio en compañía.

Solo quiero saber cómo se siente

Sostener en mis manos

Una parte de eso que trasciende

Cualquier vida, cualquier promesa."

A veces cierro los ojos y me imagino cómo debe ser experimentar el amor en su forma más pura, sin reservas ni límites. No el amor pasajero ni las conexiones efímeras que la vida va dejando en el camino, sino ese amor tan real y profundo que es capaz de dar sentido a cada paso, que transforma incluso las sombras en un lugar de paz.

No sé cómo describirlo, pero algo en mi interior me dice que el verdadero amor es más que la suma de encuentros y despedidas, que va más allá de las palabras que decimos o de los gestos que compartimos. Es como una sustancia intangible, pero tan fuerte y real como el pulso que siento en mi pecho. Es un amor que no solo da, sino que es capaz de cambiarte, de hacerte descubrir partes de ti mismo que no sabías que existían.

Hay días en que me pregunto si alguna vez tendré la suerte de probar ese amor, aunque sea por un instante. No busco una historia perfecta, ni alguien que sea como una pieza que encaja sin error en mi vida. Lo que quiero es sentir que, por una vez, he encontrado a alguien con quien las palabras sobran, con quien el simple hecho de existir juntos hace que el mundo parezca más vasto, más hermoso.

En el fondo, solo deseo que alguien sea el hogar donde mi alma pueda descansar. No quiero irme de esta vida sin saber, al menos por un momento, lo que significa amar y ser amado de esa forma inmortal que todos anhelamos. Aunque sea solo una probada, una muestra fugaz, quiero que mi paso por este mundo esté marcado, aunque sea en secreto, por haber sentido ese amor que no necesita nada más que la entrega absoluta.