Susurros del viento

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"El viento acaricia suavemente mi piel,

Susurra secretos que solo él puede entender.

Cada brisa trae consigo un eco lejano,

La melodía de un amor que aún no es humano.

En el susurro de las hojas al caer,

Siento tu risa, un canto de amanecer.

El viento lleva mi anhelo hacia ti,

Te busca en los rincones de este jardín."

En un pequeño pueblo donde el tiempo parecía detenerse, existía un jardín secreto, conocido solo por aquello que tenían un corazón soñador. Era un lugar mágico, lleno de flores de colores vibrantes y arboles que contaban historias con sus hojas. Cada primavera, el jardín florecía, convirtiéndose en un refugio para los anhelos y esperanzas de quienes lo descubrían.

Rebecca, una joven artista, había oído rumores sobre este jardín. Intrigada, decidió aventurarse a buscarlo, guiada por la promesa de un lugar donde sus sueños podían cobrar vida. Después de horas de caminar, encontró un puerta antigua cubierta de hiedra. Con un ligero empujón, la puerta se abrió, revelando un mundo que parecía sacado de un cuento.

Al entrar, el aire estaba impregnado de fragancia floral, y el sonido de un arroyo cercano llenaba el espacio. Mariana se sintió instantáneamente conectada con aquel lugar. Con cada paso, las flores parecían sonreírle y los arboles susurrar historias de amor y aventura.

Mientras exploraba encontró un barco de madera bajo un sauce llorón. Se sentó y cerro los ojos, dejando que la brisa la envolviera. En ese momento, comenzó a imaginar a su amor ideal, aquel que llenaría su vida de colores y sueños. Visualizaba sus ojos brillantes, su sonrisa sincera, y cómo juntos crearían una vida llena de arte y risas.

Con cada visita al jardín, Rebecca plasmaba sus sentimientos en lienzos, creando obras que capturaban la esencia de su amor soñado. A medida que sus pinceles danzaban sobre la tela, sentía que su amor estaba mas cerca. Era como si el jardín le estuviera revelando su destino, guiándola hacia el momento en que conociera a esa persona especial.

Una tarde, mientras pintaba el atardecer, noto una sombra detrás de ella. Se giró y se encontró con un joven que la observaba con curiosidad. Sus ojos reflejaban la calidez del sol en el atardecer, y en su mirada había un destello de reconocimiento. En ese instante, Mariana supo que su jardín había hecho su magia, uniendo sus corazones en un susurro del viento.

Desde ese día, el jardín secreto se convirtió en el lugar donde sus historias se entrelazaron, donde cada encuentro era una nueva página en el libro de su amor. Y así, Mariana comprendió que, aunque había buscado su amor durante tanto tiempo, el universo siempre había estado conspirando para reunirlos en el momento perfecto.

Para ti, que aún no llegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora