Chipén

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"Hay palabras que no necesitan traducción,

Porque en su simpleza, llevan toda la emoción.

"Chipén", dices, y de pronto todo está bien,

Como si al pronunciarla, el mundo volviera a encajar.

Es el susurro de una risa,

El eco de una tarde tranquila,

Es lo cotidiano que se vuelve especial,

Es el alma encontrando su lugar."

¿Qué significa realmente "Chipén"? No es solo una palabra, es una sensación, un estado mental que no todos pueden entender. Algunos dicen que es felicidad, pero va más allá de eso. Es ese momento en el que todo parece estar exactamente como debe estar. No es euforia ni alegría desbordante; es más bien una calma profunda, una certeza de que, aunque el mundo siga girando, en ese instante todo está bien.

Pensando en ello, "Chipén" no es algo que se busca activamente, sino algo que llega de manera inesperada, en los momentos más simples. Tal vez es la forma en la que el sol se cuela entre las cortinas una tarde de domingo, o el sabor de una taza de café en la mañana, cuando el silencio aún reina y el día no ha empezado del todo. Es esa sensación de estar completamente presente, sin pensar en el pasado ni en el futuro.

Solo aquí y ahora.

A veces, me pregunto cuántos momentos "Chipén" he dejado pasar sin notarlos. Nos acostumbramos tanto a buscar la emoción, el cambio, lo extraordinario, que olvidamos que lo más especial suele estar en el cotidiano. Ese pequeño "Chipén" se esconde en las esquinas de nuestra vida diaria, en la conversación espontánea con un amigo, en la risa compartida sin razón aparente, o en la quietud de una tarde sin compromisos.

Hay algo hermoso en la fumigación de esos momentos. No duran para siempre, pero quizás eso es lo que los hace tan especiales. Son como pequeñas burbujas de paz que flotan en medio del caos diario. Y cuando las encuentras, aunque sea por un instante, todo tiene sentido. Quizás por eso, a veces, en los días más agitados, me detengo a pensar en la palabra "Chipén", como un recordatorio de que la vida está llena de esos momentos diminutos que, al final, son los que importan.

Y luego está la otra cara de "Chipén", esa que a veces nos olvida. Esos dias en los que todo parece fuera de lugar, en los que buscamos desesperadamente algo que nos devuelva esa calma, pero no lo encontramos. Pero tal vez la magia de "Chipén" no está en perseguirlo, sino en dejar que llegue, de una forma u otra, recordándonos que incluso en los desastres, hay pequeños respiros de paz.

"Chipén", pienso, es más una actitud que un momento. Es aprender a encontrar lo bello en lo sencillo, en lo efímero. Es entender que la vida no tiene que ser siempre grandiosa para ser significativa. Aveces, lo más grande se encuentra en lo más pequeño , en esos destellos de paz que iluminan nuestro día a día, sin previo aviso.

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