"Días, semanas, meses, años,
El tiempo pasa, pero no importa.
Porque en cada segundo, aunque no te vea,
Se que te estoy esperando.
Es como la luna que vuelve cada noche,
Aunque a veces no se deje ver.
La espera no es un vacío, es un anhelo,
Un susurro constante de lo que será."
A veces la vida se convierte en una larga espera. Puede ser desesperante, inquietante, como si todo el mundo avanzara mientras tú te quedas quieto, esperando algo que parece no llegar. Y, sin embargo, la espera también tiene su magia, su propósito. Te da tiempo para imaginar, para soñar, para preguntarte quien será esa persona que, en algún momento, llegará a tu vida.
Hay quienes esperan días, otros semanas, algunos incluso meses o años. Pero lo curioso es que, aunque el tiempo si pasando, hay una certeza que permanece: esa persona está ahí, en algún lugar, viviendo su vida, enfrentando sus propias esperas. No sabes cómo es, ni cuando llegará, pero sabes que la espera no es en vano. No estás esperando por alguien que no existe; estás esperando por el destino que, de alguna manera, ya esta escrito.
Me he preguntado muchas veces si la espera es una prueba. Quizás es una oportunidad para que me prepare, para que aprenda lo que necesito saber antes de que llegue el momento de ese encuentro. O tal vez es un recordatorio de que las cosas más valiosas no llegan cuando las buscamos desesperadamente, sino cuando estamos listos para recibirlas.
Esperar por alguien no es solo un acto de paciencia, es un acto de fe. Fe en que, en algún lugar, alguien esta haciendo lo mismo por mi. Fe en que el universo tiene sus propios tiempos, sus propios ritmos, y que cuando sea el momento adecuado, los caminos se cruzarán. Y no importa cuánto tiempo pase, por que cuando suceda, todo lo demás dejará de importar.
En cada día de espera, hay pequeños destellos de esperanza. Tal vez lo veas en la sonrisa de un extraño, en una canción que te habla sin razón aparente, o en un sueño que parece demasiado real. Son como señales de que el encuentro se acerca, de que el tiempo que he dedicado a esperar no ha sido tiempo perdido.
Y cuando por fin llegue el día en que te encuentre, mirare hacia atrás y me daré cuenta de que cada segundo de esa espera valió la pena. Porque en ese momento sabré, con toda certeza, que estaba esperando por la persona correcta. El tiempo, entonces, será solo una anécdota, una pequeña parte de a historia de como dos almas, tras días, semanas, meses, o incluso años, finalmente se encontraron.
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Para ti, que aún no llegas
RomantizmEn un rincón del universo, hay almas destinadas a encontrarse, pero no siempre en el mismo tiempo o espacio. Este libro recoge historias y poemas escritos para alguien que aún no ha llegado, pero cuya presencia se siente en cada palabra. Desde susur...