28. El Último Conjuro.

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RODOLFO


Tomo del aire, inhalaciones desazonadas. 

El vuelco que me da de puntillismos de colores, el olor del fuego y el frío que me corta los labios, es lo primero que siento. Con el antebrazo limpio la sangre que se me escurre por la barbilla. 

Asimilo la forma de los edificios. Autos volteados. Demonios abatidos y hadas que les prenden fuego de brillos que les lanzan de bolsos colgados del cinturón. El sol está saliendo, aunque oculto por las nubes.

Tomo el peso que hay sobre mi panza. Es la mano de Krampus.

Cabeceo como si estuviera ebrio. No he estado ebrio jamás. Vi a embarcaderos de las exportaciones, y llegaban ebrios. Pero creo, que yo estoy peor que ellos. 

Toso cubriendo mi boca.

Sacudo a Krampus.

Intento hablar y de mi boca salen alaridos. Es parecido a tener reseca la garganta o que te hayas comido nieve. No es que haya comido nieve. Una vez. Quizás. Dos veces. Cuando Saint se iba a reuniones con contratistas, Zaith me dejaba en el patio de la mansión a morir de hambre. 

Morir. 

Supongo que estoy muerto.

O al menos, debería. Otra vez.

Toco bajo mi suéter y veo que no necesitaba hacerlo. Está rota la parte de mi pecho, al lado del corazón. Se parecen a las almohadillas que tiene Krampus en su palma. 

Doblo la pierna para reacomodarme sobre la raíz del árbol. Krampus tiene heridas por todo el cuerpo y no he sentido ninguna. Al menos, quiero imaginar que la daga no existe y resolvió el problema con Azaryth. 

Quiero hacerlo pero que yo esté vivo con una runa en el pecho, y que él ya no tenga la suya en el cuello, en su lugar, la tiene en su corazón. No me da seguridad que esto, en serio haya acabado.

Le toco el lado izquierdo del pecho. Arqueo los dedos con las yemas para sentir sus latidos.

No late. Él mío sí.

Él mío ya no late. El suyo sí.

Arqueo las orejas. Escucho mejor el pulso de ambos. 

No sé si sea por mi aturdimiento. Mis latidos siguen luego de los suyos, siguiendo el mismo ritmo. Mitad míos. Mitad suyos.

Paso un dedo por un mechón que me cae en la nariz.

Grito en un chillido.

Abrió los ojos.

Se apoya en un tobillo y se frota los ojos con la punta de la cola.

Gesticula con la lengua. 

Mientras espero a que se le pase lo aturdido. Miro al cielo que sigue igual de rojo. Las nubes de tormenta se han detenido de nevar, siguen con estruendos de rayos que me hacen dar pequeños saltos por los estadillos. El pino al centro del parque, está más que caído, muy para la mierda. El Donkey Shopping está en llamas con luces de navidad coloreándola de morado y azul. Las hadas queman cuerpos de demonios, y unas que otras vigilan las fisuras del suelo.

La Lujuria De Krampus  [ C.D.L #1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora