La Lujuria De Krampus [ C.D.L #1 ]

16. La Santa Cicatriz.

KRAMPUS

❄

—No era mi intención atacar a ese niño —dije.

El oso conducía con prisa.

Lloraba en el asiento trasero de mamá. 

Veía mis propias manos parecidas a las de un animal, aun con huesos humanos. Otras ocasiones, Bestia mantenía el margen alejado de la superficie de mi conciencia hasta ese momento. 

—Por esta razón tenemos que quedarnos en casa —dijo mamá. 

Las mujeres Winter, debían de proteger la humanidad, del nuevo Krampus. El nombre que jamás se ha de cambiar, porque los Santa Claus, si pueden, pues Santa es título de honor. Y Krampus, es el nombre para recordar el horror.

Mamá intentó tener una hija. Igual que todas las Winter. 

Al casarse con Santa, a la esposa se le dibuja una runa, que no le permitirá embarazarse luego de nacer los herederos. 

Mi hermano no vio a mamá crear estatuas de hielo para no estar dentro de casa. El jardín era nuestro lugar seguro, fuera de los retratos. 

Cuando las rejas se abrieron y el conductor quitó el seguro, mamá me dio una paleta de mora azul.

—Fue cosa de una vez —dijo, asomándose por el asiento—. Vamos a estar encerrados un tiempo pero ya verás que, vas a salir cuantas veces quiera. 

Quite la envoltura de la paleta con los dientes.

—¿Es por qué mis cuernos están creciendo? ¿Por eso mis manos están así?—dije entre dientes. 

—Tú siempre has sido así. 

Tenía miedo de mí.

—Los desconocidos te temerán por cómo te veas, pero los que te conozcan te amarán por quién eres —dijo mamá. Me acarició la cabeza.

—¿Y qué soy?

Krampus nace como humano y luego recupera su apariencia demoniaca.

Para la madre será trabajo que acarrear. 

—Eres mi hijo —dijo, con una sonrisa y los ojos cerrados.

Para mi madre, yo no lo era. 

Al menos, por un momento.

❄

Los vientos cubren los horizontes. 

Respiro por la dentadura. Es mejor que se me irrite la garganta que los poros nasales.

Una bola de fuego pasa de largo, chocando con trozos de lo que eran pinos.