27. El Corazón Perdido.

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El parque se resguarda de hadas que amontonan a los demonios.

Unos vigilan las fisuras, y otros ayudan a que otros entren al parque, evitando escombros.

Sacudo a Rodolfo de los hombros. Su cabeza. Cae de lado. No abre los ojos.

Caigo abatido. Intento llorar. Intento abrazarlo pero tengo mi cuerpo congelado.

Respiro hondo y exhalo.

Las almohadillas de mis manos, están arrugadas por usar demasiado la magia. Esas espadas. Debí hacerlas más resistentes. Debí detener primero a Lilith.

Todo este tiempo.

Todo este tiempo, Azaryth y ella nos han usado como Santa Claus a nosotros. A la nación.

No mintió cuando dijo que hará lo mismo que le hicieron. 

No puedo acabar con un mundo, sin Rodolfo. Él no puede hacerlo, sin Lilith.

¿Y qué me ha costado? Todo. ¿Y a él? Nada.

Yo fui su contenedor, y ya no le sirvo. La runa se rompió. Es libre. 

Lilith ya tiene un corazón. Ella no parece necesitar un receptor.

Mis lagrimas. 

Mis lagrimas se congelan. No caen.

No alcanzo a tocar su pecho. Se me hunden las manos en las raíces del árbol.

Yo. No pude hacer que me amaras. En esta vida.

Esta vida. Es única.

Tuve a mamá. Tuve a Cherry. Creo que a Ginger. No lo sé. Él debió estar conmigo por Azaryth, no por mí. Ah, que mal. Estuvo Jerry. Terry. Tzuyi. ¿Por qué no puedo verlos más ahora? ¿Por qué los vi por mis recuerdos? ¿No puedo tenerlos ahora? No. No quiero.

No quiero. No como tú.

Tú.

Estás muerto.

Extiendo la palma y tomo un fragmento del último cascabel. Apenas, con mis piernas, me apoyo para sentarme al lado de Rodolfo. Lo apoyo conmigo. 

Me bajo la camisa y llevo el trozo a mi corazón.

Escucho cascabeles. 

Rodolfo no agita las orejas.

Le están sangrando. No debí dejarlo.

Apoyo la cabeza en su pecho.

No vale la pena llorar. No di mucho por él. Ni él por mí, pero al menos, quiero entregarle lo que nunca podrá tener nadie.

Doblo los dedos en mi pecho y incrusto las garras.

Le entrego la mitad de mi corazón a Rodolfo.

Intento dibujar con una garra, la runa que hizo Azaryth. No puedo parar de toser. No sé si me estoy equivocando en cómo la dibujo. Casi no veo bien.

Termino de dibujar la runa, y hago presión con los labios. 

Alzo el rostro para verlo.

Enrollo mi cola con la suya.

Perdón, Rolf. Tengo demasiado frío.

Y necesito. 

Dormir.

Un poco.

La Lujuria De Krampus  [ C.D.L #1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora