cap36

5 4 0
                                    

La llegada del día esperado finalmente había llegado. Felix se despertó con una mezcla de nervios y emoción, sintiendo contracciones leves que le recordaban que su bebé estaba a punto de hacer su entrada al mundo. Miró a Hyunjin, que aún dormía a su lado, y sonrió al pensar en lo que estaba a punto de suceder.

Con cuidado, Felix se levantó de la cama y se dirigió a la cocina para preparar algo de desayuno. Mientras el aroma del café llenaba el aire, su mente estaba llena de pensamientos sobre el futuro, sobre cómo sería ser madre y sobre cómo Hyunjin sería como padre.

Cuando Hyunjin finalmente despertó, encontró a Felix en la cocina, con su pancita abultada y una gran sonrisa en el rostro.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, acercándose a ella.

—Solo preparando un poco de desayuno —respondió Felix, tratando de actuar con normalidad, aunque la anticipación corría por sus venas.

Hyunjin la observó con ternura, sintiendo que su corazón se llenaba de amor por ella y por el bebé que pronto tendrían en brazos.

—Deberías estar descansando —dijo, acercándose a ella y envolviéndola en un abrazo—. La doctora dijo que cualquier momento podría ser el adecuado.

—Lo sé, pero no puedo evitar sentirme un poco nerviosa —confesó Felix, apoyando su cabeza en el hombro de Hyunjin.

—Es completamente normal —respondió él—. Estoy aquí contigo, en cada paso de este viaje. Vamos a enfrentar esto juntos.

Después de un desayuno ligero, Felix sintió que las contracciones se volvían más intensas y regulares.

—Creo que deberíamos ir al hospital —dijo, su voz un poco temblorosa.

Hyunjin la miró a los ojos y asintió, tomando su mano. —Voy a cuidar de ti, lo prometo.

Salieron de casa, con Hyunjin asegurándose de que Felix estuviera cómoda y cuidada en todo momento. El trayecto al hospital fue tenso pero lleno de emoción, y cuando finalmente llegaron, Hyunjin no pudo evitar sentirse un poco abrumado por la situación.

Una vez en el hospital, el equipo médico los recibió con calidez y profesionalismo. A medida que avanzaban las horas, las contracciones de Felix se hacían más fuertes y frecuentes.

Hyunjin estaba a su lado en todo momento, sosteniendo su mano y animándola con palabras de aliento.

—Eres increíble, amor mío. Estás haciendo un trabajo maravilloso —le decía, besando su frente para calmarla.

A medida que el tiempo pasaba, Felix se sintió cada vez más agotada, pero la idea de conocer a su bebé la mantenía motivada.

.

.

.

Felix estaba acostada en una de las habitaciones del hospital, sintiendo que las contracciones se volvían más intensas y frecuentes. El dolor era agudo, pero la emoción de que su bebé estuviera a punto de nacer superaba cualquier incomodidad que pudiera sentir. Miró a Hyunjin, que estaba a su lado, su expresión mostraba preocupación y amor al mismo tiempo.

—Amor, estás haciendo un gran trabajo —dijo Hyunjin, sosteniendo su mano con firmeza. Su voz era calmada, aunque podía sentir la tensión en el aire.

Felix respiró hondo, intentando concentrarse en cada inhalación y exhalación. El personal del hospital había sido muy amable y comprensivo, asegurándoles que todo saldría bien. Sin embargo, a pesar de las palabras tranquilizadoras, las contracciones seguían llegando, una tras otra, y cada vez se sentían más fuertes.

—¿Qué tal si intentamos respirar juntos? —sugirió Hyunjin, mirándola a los ojos. —Recuerda lo que nos dijeron en la clase de preparación.

Felix asintió, tratando de enfocar su mente. Ambos comenzaron a inhalar y exhalar lentamente, siguiendo el ritmo de sus respiraciones. Hyunjin le dio pequeños masajes en la mano, y eso le daba algo de alivio.

—Vas a ser una gran madre —dijo Felix entre contracciones, intentando mantener una sonrisa a pesar del dolor. —No puedo esperar para que conozcas a nuestro hijo.

—Yo tampoco —respondió Hyunjin, acariciándole la mejilla. —Tienes todo mi apoyo, cariño. Estoy aquí contigo en cada paso.

Las contracciones seguían y, a medida que avanzaba el tiempo, Felix comenzó a sentir una presión en su abdomen. La enfermera entró en la habitación y la examinó rápidamente.

—Todo parece estar progresando bien, Felix. ¿Estás lista para intentar empujar? —preguntó con una sonrisa alentadora.

Felix se miró en los ojos de Hyunjin, sintiendo su amor y apoyo.

—No estoy segura... —respondió, sintiendo un poco de miedo.

—Tienes esto, amor —dijo Hyunjin, dándole un beso en la frente. —Eres más fuerte de lo que piensas.

Con determinación, Felix asintió y se preparó para el siguiente paso. La enfermera le explicó cómo funcionaría el proceso y se aseguró de que estuvieran listos. A medida que la contracción aumentaba, Hyunjin la animaba con palabras de aliento.

—Recuerda que estoy aquí. Solo concéntrate en nuestro bebé y en lo que tienes que hacer.

Finalmente, con un profundo suspiro, Felix se preparó para empujar, sintiendo que el momento había llegado. A pesar de las dificultades, su corazón latía de emoción por conocer a su hijo.

—¡Vamos a hacerlo, juntos! —dijo Felix con determinación.

Las horas pasaron en una mezcla de esfuerzo y amor, y cada vez que una contracción pasaba, Hyunjin estaba a su lado, sosteniéndola, animándola y recordándole que estaban en esto juntos.

—Eres increíble, amor. Estoy tan orgulloso de ti —le dijo Hyunjin en un susurro mientras ella se preparaba para el siguiente empujón.

Felix sonrió, sintiendo una oleada de amor por Hyunjin y por el bebé que pronto tendrían en brazos. En ese momento, supo que, pase lo que pase, estaban listos para enfrentar cualquier desafío juntos.

.

.

.

Felix se levantó de la cama, sus piernas temblorosas pero decididas. El dolor de las contracciones era fuerte, pero no quería estar inactiva. Cuando se giró, encontró a Hyunjin de pie detrás de ella. Él la abrazó con fuerza, sus brazos envolviéndola en un cálido refugio.

—Tú puedes, amor —susurró Hyunjin, su voz baja y tranquilizadora. —Eres increíblemente fuerte. Recuerda que estoy aquí contigo.

Felix cerró los ojos por un momento, dejando que las palabras de Hyunjin la llenaran de energía. La presión en su abdomen aumentó, y sintió que su cuerpo comenzaba a ceder bajo la intensidad de otra contracción. Con un esfuerzo, llevó sus manos a los hombros de Hyunjin, sosteniéndose de él mientras las olas de dolor la atravesaban.

—Hyunjin… —murmuró, sintiendo cómo su respiración se aceleraba. Las contracciones se apoderaban de su cuerpo, pero el calor de su abrazo le daba un poco de consuelo. —No sé si puedo…

—Puedes, Felix. Estoy aquí, siempre contigo —dijo él, mirándola a los ojos con una intensidad que le transmitió calma. —Cada contracción te acerca más a nuestro bebé. Recuerda lo que hemos practicado.

Felix respiró hondo, tratando de concentrarse en la respiración. La conexión entre ellos era palpable, y mientras su cuerpo lidiaba con el dolor, se aferraba a la idea de que pronto tendrían a su hijo en brazos.

—Sujétame —dijo Hyunjin, ayudándola a estabilizarse. —Apóyate en mí. Estoy aquí para ti.

Con su voz suave y su abrazo firme, Felix sintió que la ansiedad empezaba a disiparse. A pesar del dolor, sabía que no estaba sola. Con cada contracción, se preparaba para el próximo empujón, y cuando llegó el momento, se sintió lista para dar el siguiente paso, sabiendo que Hyunjin siempre estaría a su lado.

LA MEJOR AMIGA O LA MUJER DE HYUNJIN?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora