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Bajo el Manto de las Estrellas

La casa estaba tranquila, envuelta en un manto de paz y serenidad. Sunghoon había caído en un profundo sueño, y el suave murmullo de la noche los envolvía. Hyunjin y Felix se encontraban acurrucados en el sofá, disfrutando de un momento de calma después de una semana llena de actividades. La luz tenue de la lámpara iluminaba el ambiente, creando un halo cálido a su alrededor.

Felix sintió cómo la calidez del cuerpo de Hyunjin la rodeaba, y un suspiro de felicidad escapó de sus labios. Era un momento perfecto, uno que ambos habían deseado después de días de caos y trabajo. Con una sonrisa traviesa, se giró hacia Hyunjin, quien la miraba con ternura.

-¿Recuerdas nuestra primera cita? -preguntó Felix, apoyando su cabeza en el pecho de Hyunjin.

-Claro que sí. Me llevaste a ese pequeño café en la esquina, y te caíste en la acera. -Hyunjin soltó una risa suave, recordando el momento.- Nunca había visto a alguien sonrojarse tanto.

Felix se sonrojó al recordarlo, pero se unió a la risa de Hyunjin. -No fue mi mejor momento, pero tú hiciste que todo se sintiera especial.

-Siempre quise que supieras cuánto significabas para mí, incluso entonces -respondió Hyunjin, acariciando suavemente el cabello de Felix.

La conversación fluyó, intercalada con risas y anécdotas, mientras ambos se perdían en el cariño que se tenían. Sin embargo, a medida que el silencio caía de nuevo, una chispa de emoción comenzó a encenderse entre ellos. Hyunjin se movió para acercar su rostro al de Felix, sus labios casi tocándose.

Felix sintió un cosquilleo recorrer su cuerpo, y sin pensarlo dos veces, se lanzó sobre Hyunjin, haciendo que ambos cayeran de la comodidad del sofá. Hyunjin soltó una exclamación de sorpresa, pero fue rápidamente sustituida por una sonrisa divertida.

-¡Felix! -dijo, riendo mientras la atrapaba con firmeza-. Eres un torbellino.

-Y tú me amas por ello -respondió Felix, sus ojos brillando con picardía. Se sentó sobre el abdomen de Hyunjin, mirándolo con desafío.

La habitación se llenó de una energía palpable. Hyunjin, con un destello de complicidad en su mirada, atrapó las muñecas de Felix y las llevó a los lados de su cabeza, manteniéndola en su lugar. La cercanía les hizo sentir el latido acelerado de sus corazones, y la tensión entre ellos se volvió más intensa.

-Siempre me sorprendes -dijo Hyunjin, sus labios curvándose en una sonrisa encantadora.

Felix aprovechó el momento para liberarse, enredando sus dedos en el cabello de Hyunjin y dejando caer su cabeza hacia atrás, sintiendo cómo la pasión se desbordaba. Con un movimiento ágil, comenzó a saltar suavemente sobre él, sus caderas moviéndose con un ritmo juguetón, provocando risas entre ambos. La conexión entre ellos era innegable; cada risa, cada roce, hacía que la atmósfera se llenara de un deseo latente.

Hyunjin se unió al juego, haciendo que los saltos de Felix se volvieran más intensos, y la habitación resonó con sus risas. Era una danza que hablaba de su amor, de su conexión única. Mientras Felix se dejaba llevar por la diversión, la pasión comenzó a crecer, y con cada embestida, se sentía más cerca de Hyunjin.

-Esto es peligroso -dijo Hyunjin, pero su voz estaba llena de complicidad.

-¿Peligroso o emocionante? -respondió Felix con una sonrisa traviesa, sintiendo cómo la adrenalina recorría su cuerpo.

Con un giro inesperado, Felix se inclinó hacia adelante, capturando los labios de Hyunjin en un beso que era tanto travieso como ardiente. El roce de sus bocas encendió una chispa, y el mundo a su alrededor desapareció. Sus corazones latían al unísono, mientras la conexión entre ellos se profundizaba en cada roce, en cada susurro.

El tiempo pareció detenerse mientras se entregaban al momento, dejando atrás las preocupaciones del día a día. La noche avanzaba, y en ese instante, solo existían ellos, envueltos en su burbuja de amor y complicidad.

Finalmente, se separaron, ambos respirando pesadamente, y sonriendo el uno al otro, conscientes de que habían creado otro recuerdo inolvidable.

-¿Qué tal si hacemos esto más a menudo? -sugirió Hyunjin, acariciando la mejilla de Felix.

-Definitivamente -respondió Felix, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

Se acurrucaron de nuevo, las sábanas los cubrieron, y en la calidez de su hogar, se sintieron afortunados de tenerse el uno al otro. Mientras las estrellas brillaban en el cielo nocturno, su amor continuaba creciendo, fuerte y vibrante, preparado para enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara.

LA MEJOR AMIGA O LA MUJER DE HYUNJIN?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora