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Eunwoo contemplaba la puesta del sol, los rayos pintaban el cielo entre tonos rojos y naranjas, el cual era un espectáculo a sus ojos, la brisa del mar golpeaba su sueve piel y el aire mecia su cabello de un lado a otro.

Desde ahí, aún lograba ver barcos zarpar a su destino, las gaviotas voleteaban buscando donde posarse, personas paseando cerca del muelle y niños corriendo en la playa.

Era una vista completamente diferente a la ruidosa y ajetreada Corea, apenas unas cuantas horas llevaba en Grecia, pero podia sentir la paz y la tranquilidad de la ancestral cuidad.

Aunque, el agua azul, las pequeñas mesetas y montañas solía recordarle la isla de Jeju.

Jeju.

Tenía tantos recuerdos allí, y en la mayoría de ellos siempre estaba una persona, Moonbin. Al recordar el motivo por el que se encontraba en ese país, por alguna extraña razón la brisa se hizo más fría y pesada, se instalo un nudo en su garganta y las ganas de llorar volvieron.

Cerro sus ojos por unos minutos y suspiro profundamente, ahora se encargaría de tener un nuevo comienzo, le daria un nuevo sentido a su vida, pero claro, ahora no estaría solo. Ambas manos fueron a dar instintivamente a su estómago y sonrio ante el tacto, ahora tendría a su bebé, no necesitaba a nadie más.

Estaba apunto de oscurecer, así que decidió caminar hacia la casa de sus padres. Esta estaba localizada en la isla de Ítaca, a 6 horas en ferri desde Atenas, la capital de Grecia.

Todo era precioso, las casa, las calles y los pequeños caminos mantenía una infraestructura antigua, un manjar ante la vista curiosa de Eunwoo.

La casa de sus padres no estaba lejos de la playa, así que llegó en pocos minutos. Ambos lo recibieron con besos y abrazos, mamá le preparo su comida y postre favorito, y papá le dió de comer como cuando era pequeño. Con la diferencia que ahora todo se sentía diferente, no, todo era igual, pero las circunstancias eran diferentes, eso lo hacia triste y melancólico.

Al finalizar Eunwoo los abrazo y lloro profundamente recargado de los brazos de sus padres y ellos sin dudarlo le dieron todo el aliento y el ánimo que su pequeño hijo necesitaba.

—Has sido fuerte hijo, mamá y yo estamos orgullosos de ti. —Eunwoo sonrió y lo abrazo.

—Gracias por todo papá.

—No tengas miedo pequeño, te seguiremos cuidando a ti, y a esa hermosa criatura que llevas dentro. —Su madre acaricio su rostro y Eunwoo sonrió en respuesta— Es de noche hijo, no has descansado desde que llegaste aquí. Vamos a dormir.

—Esta bien mamá, siento que caeré en cualquier momento. —Y era cierto, 20 horas en avión de corea a Grecia, y luego otras 6 más en ferri hasta llegar a la isla, estaba de pie por puro milagro.

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Moonbin salia del aeropuerto algo cansado y con hambre, eran las doce del día y recién el avión toco tierras griegas.

Si sus cuentas estaban bien, Eunwoo llegó ese mismo día, solo que muy temprano, a las cinco de la mañana. Seguramente a esta hora Eunwoo ya estaría en la isla de Ítaca, así que si no se apuraba, no llegaría hoy.

Un taxi lo llevo al hotel donde se hospedaria, ya que antes de salir de corea reservo una suite en el hotel más reconocído, eso para no perder mas tiempo de lo debido.

Después de ducharse, y comer en el restaurante del hotel, estaba en busca de una empresa que rentará autos, para así moverse con mayor facilidad y comodidad.

Después de elegir un Jeep todoterreno, se encontraba camino hacia la costa de de Grecia, para ser mas específicos, hacia Acaya, una vez estando en el puerto, tomaría un transbordador de coches y llegaría por el mar hacia la isla de Ítaca.

Las Inclemencias del amor // Binwoo [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora