Las Inclemencias del amor // Binwoo [Omegaverse]

VIII

Se dise que las palabras dichas pueden ser como plumas al viento, eso es lo que dice un antiguo cuento judío que ilustra los tristes efectos de los chismes y habladurías.

Había una vez un hombre que estuvo contando mentiras acerca del sabio del pueblo. Con el tiempo, aquel chismoso se dio cuenta de que había actuado mal. Fue a pedirle perdón al sabio y le preguntó cómo podía corregir el error. El sabio le pidió una sola cosa: tenía que agarrar una almohada, abrirla con un cuchillo y esparcir al viento las plumas que tenía dentro. El chismoso se quedó extrañado, pero decidió complacerle. Luego volvió a ver al sabio y le preguntó:

—¿Ya estoy perdonado?

—Primero tienes que ir a recoger todas las plumas —respondió el sabio.

—¡Pero eso es imposible! El viento ya las ha dispersado —protestó el chismoso.

—Pues igual de imposible es deshacer el daño que has causado con tus palabras —concluyó el sabio.

La lección no puede estar más clara: una vez que dejamos salir las palabras, no podemos recuperarlas, y a menudo nos resulta imposible arreglar el daño que causan. Por eso, antes de contar cualquier cosa sobre alguien, recordemos que estamos a punto de soltar plumas al viento.

Esa historia la había leído Dongmin incontables veces ya hace tiempo, y aunque pocas veces el hablaba sobre alguien, lo cierto es que nadie se esfuerza por hacer lo mismo.

Eso quedó claro está mañana, después de regresar de la “cita” con Moonbin, el se quedó dormido, y al despertar está mañana la impresión de lo que se decía en las redes aún lo mantenía estupefacto.

Muchas gente hablada de la belleza de Moonbin, otros más adulando la suya.
Gente sin trabajo criticando su relación, y otros más negando los hecho. Personas intentando pasarse por ellos, y había quienes lo doxearon, revelando por todo internet su información personal, que tanto trabajo le había costado mantener oculto.

El Omega queria llorar, esto se estaba convirtiendo en un completo infierno, ¿Por qué la gente tenía que ser así?
Ellos no sabian nada, ¿Por qué tenían que opinar? El sufría por esos comentarios tan malintencionados, ¿Qué ganaban esa gente al comentar tanta basura? ¿No era más facil ignorar la información?

Pero lamentablemente, vivimos en una sociedad que lo crítica todo, y encuentra suciedad donde no la hay.

—Señorito Eunwonnie —sana, una de las de limpieza tocó la puerta de su habitación.

—Pasa sana —la puerta se abrió— Dime, que pasa —intento sonreír.

— Afuera hay un omega que está haciendo un completo escándalo. —comento en haciendo una mueca.

—¿Qué? —eso lo asustó. Quizás era una de esas personas que leyó, o rebelo su información— ¿Un escándalo?

—Asi es, dice que quiere verte, intentamos correrlo, pero él no se va, dice que usted lo conoce.

—¿Yo? —se apunto así mismo.

—Eso dijo, ¿Cómo dijo que se llamaba? —la omega se preguntó así misma, llevando su dedo índice a sus labios— era algo con jey... Mmmm.

—¿Jey? ¿Emjey? —pregunto lo último, enfatizando cada letra.

—¡Eso, MJ! ¿Lo conoce?

—Por su puesto, déjelo pasar.

—En un momento señorito.

Pasaron menos de cinco minutos, cuando un omega de cabellera negra ingresará a su habitación.