La pareja entró al edificio tomados de las manos y, aunque Jolie quería puntualizar ese hecho que la tenía con el corazón latiéndole con demasiada violencia y los nervios a flor de piel, no quiso arruinar el momento por lo que se vio guardando silencio, disfrutando del tacto de sus palmas juntas, del calor que emitían y de la fuerza con la que él la sujetaba y se afianzaba a ella, como si tuviese miedo a soltarla y él terminara de caer.
Aunque le molestó el hecho de que el alcohol era una adicción que lo podría llevar a cometer muchos errores, agradecía la sinceridad y se atreviera a decirle lo que había sucedido con su hija. No iba a negar que dudaba, su instinto protector de madre la hacía sentir algo de desconfianza, pero también creía en él y en que era mucho más fuere que la bebida.
En el tercer piso donde se llevaban acabo las sesiones del grupo de ayuda habían pocas personas, entre ellos un par de adolescentes y dos hombres mayores, todos sentados en un círculo abierto donde esperaban mirando hacia la nada que más personas llegaran.
La encargada del grupo sonrió con dulzura a los recién llegados y les indicó dos asientos junto a una mujer de mirada asustadiza y un adolescente que deseaba no estar allí e irse cuanto antes.
Minutos después y cuando cinco personas más se unieron a la sesión, la terapeuta rompió el silencio, haciendo una breve presentación a los nuevos integrantes del grupo.
—Antes de compartir nuestras experiencias, nos gustaría saber los nombres de los nuevos integrantes de este maravilloso grupo.
Un adolescente bufó y la terapeuta solo se encogió de hombros sin perder la sonrisa de su rostro.
Darius y Jolie compartieron una mirada, pero ella pudo ver qué él no estaba cómodo y que se negaba a hablar de sus problemas frente a desconocidos. Así que tomando una honda respiración, se puso de pie y decidió hablar:
—Mi nombre es Jolie Le Bon —suspiró, bajo la atenta mirada de Darius—. Perdí a mis padres biológicos desde que era un niña y terminé en muchos hogares de paso donde fui demasiado infeliz, hasta que una tarde conocí a una pareja de mediana edad que estaba dispuesta a adoptar a un niño como si fuera suyo y hacerlo parte de su familia... Había sufrido tanto en aquellos hogares de paso que temía que mis nuevos padres adoptivos fueran crueles conmigo. Pensé que me obligarían a hacer cosas que no debía y quería. Pensé que iban a golpearme, rechazarme y maltratarme como lo habían hecho ya, pero ellos me dieron tanto amor que esa pequeña niña que había sido maltratada de diferentes maneras y que había forjado un caparazón con su propio dolor no supo ver ese amor hasta años después —bajó la mirada a sus pies, sintiéndose tan vulnerable de revelar un sentir que la había estado agobiando, pero muy dispuesta a dejar ir ese temor que la abrasaba aún—. Temía que no me quisieran, si me habían hecho creer que nadie me amaría más que mi madre y mi padre, que nadie se sacrificaría por una pobre huérfana que no tenía quien la cuidara, la protegiera y la amara. Todos esos temores se quedaron tan grabados en mi mente que, a pesar de que mis padres me demostraban una y otra vez el amor que tenían para ofrecerme, no fui capaz de derribar aquellos muros y dejarme envolver por ese amor. Todo lo contrario, me encerré tanto en mí que no fui consciente del daño que les hice a ellos, de los problemas que causaba con tal de no salir más herida de lo que estaba. Gracias a esos miedos no valoré el amor de un buen hombre que estaba dispuesto a todo por mí, y por culpa de esos mismos miedos hui de él y de lo que me hacía sentir, aunque en ese momento solo creía que se trataba de atracción. Aún creo que el amor que alguien me puede brindar no es del todo sincero y que solo soy alguien a quien pueden destruir una y otra vez como si yo no sintiera absolutamente nada...
—¿Por qué sientes ese temor? ¿Por qué crees que nadie te puede amar? —inquirió Tamara y Jolie guardó silencio, buscando una respuesta—. En este mundo hay personas buenas y otras malas, pero incluso aquella mala persona merece amar y ser amada.
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Desliz[✓]
RomanceJolie creyó que huir era la solución correcta ante el desliz que cometió al casarse en una noche loca desenfrenada, pero cinco años después debe volver al lugar al que juró nunca más regresar y enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Solo que...