Capítulo 26

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—Prometo que te explicaré todo después.

—Espero mis explicaciones y tampoco quiero que omitas ningún detalle, ¿de acuerdo? Todavía no puedo creer que te atrevieras a confesarle al sexi papi de mi princesa que tenían una hija.

—Sabes que no pensaba ocultarlo toda una vida...

—Bueno, es mejor hacerlo tarde que nunca, ¿no? —Jess intentó bromear y Jolie se mantuvo en completo silencio—. Sé que tienes miedo, pero no debes tenerlo. Por lo poco que me di cuenta, él es demasiado dulce, amoroso y atento. Si bien no debía embriagarse, no le voy a desmeritar el hecho de hacerla feliz. Vieras lo lindos que se veían jugando. Incluso él cocinó para ella y déjame decirte que tiene muy buenas habilidades culinarias.

—Darius es asombroso —confirmó en un suspiro—. Él es todo lo que está bien en esta vida, lo único que necesitas...

—Sé que me aseguraste que nunca sentiste amor por él, pero ahora que se han reencontrado, ¿qué sientes? ¿Cómo te sientes al tenerlo tan cerca? Siempre lo alabaste y hablaste muy bien de él. Aunque asegures no amarlo, siempre ha habido más que un simple cariño.

Jolie guardó silencio y apoyó la frente del volante, apartando la vista de la casa a la que había llegado hacía unos minutos y una parte de sí no quería entrar.

—El problema es ese.

—¿Cuál?

—Que me hace sentir demasiado, Jess —susurró—. Me hace sentir débil, frágil y que en cualquier momento voy a romperme si me contempla por mucho tiempo. No sé por qué, pero últimamente pienso en una vida juntos si no me hubiese marchado.

—Aun sientes esa atracción y gusto por él y no lo puedes negar.

—No, no lo negaré —se mordió los labios—. Pero es más fuerte, algo que no sé cómo explicar. Ahora es imposible, él me odia.

—Bueno, me gustaría diferir un poco en eso, porque si lo hiciera no habría venido hasta Londres.

—Vino por Loana, no por mí —soltó una gran bocanada de aire, sacudiendo la cabeza—. Dejemos el tema hasta aquí, no quiero ir más allá. Gracias por cuidarla y ayudarlo.

—No hay de qué, para eso están las amigas. Me encantó conocer al papi de mi princesa. Ahora debo colgar, ya sabes, mucho trabajo por hacer y muy pocas manos como para que me rinda. Me mantienes al tanto de lo que suceda con papi Darius. ¡Te quiero!

Jolie sonrió, después de todo, Jessie era la única que conocía su historia y jamás la había juzgado. Eran amigas desde hacia cinco años, cuando ella iba a su pequeña cafetería a devorar todas las donas que pudiera. Aunque era un par de años menor que ella, se hicieron grandes amigas, tanto que Jess estuvo en cada etapa de su embarazo y primeros años de vida de Loana a su lado. Fue Jess quien la apoyó y le dio la mano cuando estaba en labor de parto y estaba tan asustada como feliz.

Suspiró, levantando la cabeza del volante y dándole una última ojeada a la casa antes de bajar del auto y entrar. Frunció el ceño ante el silencio que había, las luces estaban apagadas y no había sonidos de pisadas corriendo hacia ella. Algo la alertó, por lo que caminó deprisa hacia la habitación de su hija, temiendo que Darius se la hubiese llevado lejos de ella, pero pudo respirar con tranquilidad cuando la vio profundamente dormida entre los brazos de su padre, que al igual que su hija, dormía plácidamente.

Una sonrisa se plasmó en su rostro al contemplarlos. Se veían tan cómodos y tiernos, abrazados y haciendo incluso los mismos gestos al dormir. Darius sostenía a su pequeña y Loana estaba encajada entre sus brazos y sentada en su regazo.

Desliz[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora