Capítulo 45

85 25 1
                                    

Los meses empezaron a pasar con gran rapidez, con tanta, que Jolie ni Darius fueron conscientes de lo que pasaba a su alrededor. Vivían en una inmensa burbuja de amor, disfrutando de los días juntos en familia, de los instantes apasionados de pareja y todos los momentos que pudiesen absorber estando juntos. Vivian todo aquello que se habían perdido por largos años, por lo tanto, eran ajenos incluso al tiempo.

Seguían asistiendo a las terapias con Tamara e iban una vez por semana a las sesiones del grupo de ayuda que esta misma les recomendó. Había días en los que Darius se ponía de mal humor y ansiaba un trago, pero poco a poco empezaba a controlar su ansiedad y prefería salir a correr cuando esa necesidad de beber lo azotaba. Ahora descargaba todas sus frustraciones haciendo ejercicio, quemando calorías y de alguna manera destrozando la ansiedad que lo dominaba.

Si bien se habían comprometido y Jolie llevaba un hermoso anillo adornando su mano, lo cierto era que no habían establecido una fecha para la boda. Dejaban que el tiempo corriera, después de todo, ya eran marido y mujer. Y aunque a veces solían pensar cuándo se llevaría a cabo aquella boda, esperaban que llegara el momento indicado. En ese momento de sus vidas solo podían pensar en recuperar todo el tiempo que habían perdido como pareja y familia.

En medio de su burbuja de amor y no desperdiciar ni un segundo que tenían como familia, Jolie estaba completamente entregada a abrir su firma con la ayuda de su padre. Meses largos estuvo buscando el lugar correcto, decorando a su gusto y estimando cuan grande seria su bufete, al igual que contratando los abogados que harían parte de su firma. Estaba emocionada y demasiado feliz, aunque imaginó algún día hacer sus sueños una realidad, lo cierto era que aquella realidad estaba superando todo lo que una vez imaginó.

Se sentía la mujer más dichosa sobre la tierra, más afortunada no podía ser y aquello solo lo podía agradecer y corresponder ese amor que recibía de su familia, esposo e hija de la misma manera. Lo que una vez imaginó como un imposible, le estaba sucediendo y no podía hacer más que dejarse llevar todas las bonitas sensaciones que la dominaban y la hacían tan feliz.

—¿Estarás presente en la reunión con los inversionistas? —inquirió Jolie a su marido, peinando su cabello largo y rubio en una coleta en lo alto de su cabeza—. No me obligues a llevarte a la fuerza.

—Oh, quiero ver eso —se burló, dándole una mirada fugaz a través del espejo y se acomodaba la corbata—. Pero supongo que no tengo más opción que asistir, ¿no?

—No tienes más opción, mi amor.

Darius bufó, no le agradaba la idea de estar presente en una reunión que no le gustaba participar. El prefería hacer otro tipo de cosas, como estar en su oficina, visitar a su esposa y enterrarse en ella una y otra vez contra la puerta o sobre el escritorio. Eso sí que lo motivaba, pero pensar en varios hombres y mujeres hablando de inversiones y estadísticas lo aburría tanto que no pudo evitar rodar los ojos y volver a bufar.

—¿Por qué mejor no aprovechamos el tiempo y hacemos algo mucho más... emocionante? Dejemos que Kian y Jeray se hagan cargo.

—¿Y qué propones que hagamos, Sr. Rowe? —inquirió, sonriendo maliciosa y dándole una mirada provocativa a través del espejo.

Su marido se acercó y se hizo detrás de ella, apoyando sus manos en sus hombros, las cuales no tardaron en acariciar su piel desnuda, ya que su vestido dejaba al descubierto sus hombros y desde su altura podía ver la forma en que sus pechos se juntaban y el escote del vestido le daba la forma de un corazón.

Deslizó sus manos con lentitud hasta que las yemas de sus dedos se escurrieron bajo la tela del vestido y palparon los erguidos pezones de la rubia, que miraba embelesada como su marido arropaba sus senos y los atendía con suavidad y sensualidad.

Desliz[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora