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Scaramouche caminaba con tranquilidad a la salida de la fábrica, acompañado de Viktor que camina detrás suyo en silencio. En su corazón seguían las dudas sobre la decisión que tomó su señor al dejar la Fábrica de Engaños en manos del viajero, una razón que no entendía, sin embargo, el sexto heraldo no parecía preocupado.
— Ordena a todos que salgan de la fábrica — escuchó la órden de Baladista, Viktor de inmediato se arrodilló —. Y que recoje el acuerdo que se hizo con el Clan Kujou.
— Si, señor.
El rubio se levantó de inmediato y camino a cada área de la fábrica para entregar las órdenes dichas por el sexto heraldo. Tras escuchar las palabras de Viktor, nadie quiso preguntar la razón porque sabían que Scaramouche jamás daría explicaciones al respecto, con rapidez todos abandonaron la fábrica pero a medio camino, esta misma comenzó a temblar, al mismo tiempo una fuerte oleada de aire golpeo la fábrica provocando que comenzará a desmoronarse.
El enorme poder que vino después, llamo la atención de todos pero debido a que los escombros comenzaban a caer, dejaron de preocuparse y corrieron a la salida. Cuando el Baladista abandono la fábrica, sus ojos se encontraron con los iris azules de su compañero, él lo miraba en silencio y con preguntas que Scara prefirió dejarlas para más tarde.
Ambos observaron a los trabajadores y a los soldados Fatui salir corriendo, esforzándose por salvar sus vidas. La fábrica era destruida y absorbida por una fuerza parecida a la de un agujero negro, cada escombro volaba hasta el centro dónde provenía el enorme poder.
— Señor Tartaglia, ¿qué sucede con la fábrica? — uno de los trabajadores se acercó al heraldo, tenía una expresión de preocupación. Ajax miró a su compañero, el otro no les prestaba atención y tampoco parecía querer dar una respuesta.
— ¿No puedes verlo con tus propios ojos? Ha sido destruida.
— P-pero, ¿que sucederá con los engaños? ¿El señor Dottore ll está de acuerdo? — Ajax entendió de inmediato lo que quería, después de todo, lo que se estaba destruyendo, era un trabajo en el que Dottore estuvo trabajando por muchos años.
En ese momento, Viktor llegó con unos documentos a la mano. El rubio se arrodilló frente al Baladista y extendió los papeles en sus manos.
— Señor, este es el acuerdo del Clan Kujou.
Scaramouche tomó los papeles y leyó cada palabra en silencio. Childe ignoró al trabajador y se acercó a su compañero para leer los documentos, pudo notar la firma del diplomático que se hizo cargo y la del líder del Clan Kujou. Scara le devolvió los documentos a Viktor.
— Espera a que salga el viajero y dale estos documentos, él sabrá que es cuando los lea.
El trabajador que escuchaba la conversación, frunció el ceño en confusión y observó el color de la carpeta de esos documentos, abrió sus ojos con asombro.
