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Han pasado unos meses desde el nacimiento de Kawaki, y la vida de Sasuke y Naruto como padres ha comenzado a estabilizarse. Naruto, aunque agotado al principio, ha ido recuperándose lentamente, tanto física como emocionalmente. El dolor del parto ha desaparecido, y aunque todavía hay momentos de incomodidad, él siente que su cuerpo comienza a ser el de antes. El cambio no ha sido solo físico; emocionalmente, Naruto ha encontrado en Sasuke un compañero aún más cercano, alguien en quien confía completamente, alguien que lo ha apoyado sin dudar en ningún momento.

Sasuke, por su parte, también ha encontrado un nuevo propósito. A pesar de ser el más reservado de los dos, no podía evitar sentirse profundamente enamorado de Naruto. Verlo convertirse en padre, ver el amor que tenía por su hijo, había despertado en él sentimientos que nunca imaginó experimentar. Y ahora, mientras ambos se adaptan a la vida familiar, Sasuke empieza a notar la intensidad de sus propios sentimientos por Naruto. La conexión entre ellos ha crecido de formas que ni ellos mismos comprendían completamente.

Los días se han vuelto una rutina agradable, aunque a veces agotadora, de cuidar a Kawaki y aprender a ser padres. Sasuke es más atento que nunca, pero también se da cuenta de que el deseo de Naruto y de él por reconectar de manera más íntima ha estado creciendo en silencio. Ambos lo sienten, pero por respeto al otro, han mantenido las distancias. Naruto, todavía con la mente ocupada en el bienestar de su hijo, siente la atracción hacia Sasuke, pero no se atreve a dar el primer paso, consciente de que su cuerpo aún está en proceso de recuperación.

Un día, mientras Kawaki dormía plácidamente en su cuna, Sasuke y Naruto se encontraban sentados juntos en la sala. Sasuke miró a Naruto, observando los cambios en su rostro, la suavidad en su expresión y el brillo en sus ojos. Naruto, al sentir la mirada de Sasuke sobre él, se giró hacia él, con una ligera sonrisa.

—Te he estado observando —dijo Sasuke, su voz suave, casi como un susurro—. Estás mucho mejor, Naruto.

Naruto asintió, sintiendo el calor de la cercanía. —Sí, ya casi no siento el dolor. Aunque a veces... me siento un poco cansado. Pero... ya me estoy acostumbrando a todo esto.

Sasuke se acercó un poco más, aún con cautela, con respeto por lo que Naruto había pasado. Quería mostrarle cuánto lo amaba, pero sabía que aún debían dar pasos con cuidado.

—Me alegra escuchar eso. —Sasuke extendió la mano, tocando suavemente la mejilla de Naruto. El gesto era tierno, lleno de cariño, sin prisa ni desesperación. Un momento de calma en medio de todo lo que había cambiado.

Naruto se dejó acariciar, sus ojos se cerraron por un instante, disfrutando de la proximidad de Sasuke. A medida que sus corazones latían al mismo ritmo, una conexión más profunda comenzaba a formarse entre ellos, esa que solo las parejas que han pasado por tanto pueden experimentar.

Sasuke, sin apartar su mirada de los ojos de Naruto, dijo con voz baja: —A veces, me siento como si hubieras cambiado por completo... pero de alguna manera, te sigo viendo como el mismo Naruto de siempre. El mismo que amo.

Naruto, con una sonrisa sincera y llena de amor, respondió: —Y yo te sigo viendo a ti como el mismo Sasuke... pero ahora, te amo aún más.

Hubo un silencio, un silencio lleno de entendimiento y deseo reprimido. Ambos sabían que no era el momento adecuado para dejarse llevar completamente por la pasión. Naruto aún sentía algunos restos de cansancio por el parto, y Sasuke, aunque ardía por abrazarlo con más intensidad, comprendió que ahora no era el momento. Quería que Naruto se sintiera seguro, que su relación se fortaleciera aún más antes de dar ese paso.

Pero el deseo seguía allí, latente, como una llama que poco a poco se avivaba. Sasuke, con una mezcla de ternura y necesidad, le acarició la cabeza a Naruto, un gesto que, aunque suave, transmitía toda la pasión contenida.

—Lo que más quiero es que estés bien, Naruto —dijo Sasuke, mirando sus ojos con profundidad.

Naruto, tocado por la honestidad de Sasuke, le dio una suave sonrisa. —Lo sé, Sasuke. Y yo también quiero que todo esto sea perfecto.

Sasuke, al ver que las tensiones de la jornada y el calor de la habitación comenzaban a notarse, pensó en una manera de relajarse juntos. Sin pensarlo mucho, sus ojos se iluminaron al recordar una idea sencilla pero efectiva.

—¿Qué te parece si tomamos un baño juntos? —preguntó Sasuke, con una mirada que, aunque tranquila, denotaba el deseo de estar más cerca de Naruto, de compartir un momento de relajación y de intimidad sin presiones.

Naruto lo miró por un instante, reconociendo la suavidad de su voz y la forma en que le ofrecía ese gesto simple pero cariñoso. —Suena bien. Un baño... suena perfecto para relajarnos un poco.

Sasuke le sonrió, aliviado por la respuesta. Ambos sabían que aunque no era el momento para ceder a la pasión más intensa, disfrutar de esos pequeños momentos juntos, como tomar un baño, les permitía mantener la cercanía y reconectar sin apresurarse. Y mientras se levantaban para ir hacia el baño, la conexión entre ellos seguía creciendo, esperando el momento adecuado para que ambos pudieran estar juntos como nunca antes.


pasion prohibida (SASUNARU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora