Limerencia.

Enero de 2023

Toluca, Estado de México.

La lluvia hacía tiritar a la delgada chica que corrió a las caballerizas donde solía ocultarse desde niña cuando sentía un gran miedo, contándole todas sus penas a Cascanueces, el hermoso frisón que su padre había amaestrado para ser el más dócil equino de la finca. Pensó por un momento en la posibilidad de seguir su camino hasta la casa, pero sus pensamientos eran un completo desastre y no estaba dispuesta a que nadie la viera en aquel estado.

Intentaba buscar la verdadera razón por la que Nolan había hecho aquello ¿Sería que tal como había dicho buscaba un consuelo? ¿O sería que en realidad intentaba decirle algo más? Tal vez Nolan tenía la idea de que a haber hecho un compromiso marital tenía derechos reales en su papel como esposo teniendo a Inda en cuerpo y alma.

Inda- ¿Qué debo hacer Cascanueces? ¿Será que realmente se está fijando en mí? ¿O será que solo está reclamando su derecho a tenerme como esposa?

El frondoso animal mantenía su mirada fija sobre Inda, de alguna manera esa mirada tranquila siempre lograba traerle paz a la chica que intentaba ignorar el frío que sentía por la creciente lluvia en el exterior.

Pero la paciencia de Nolan no era tan grande como la de ella. El chico entró a la caballeriza con prisas con los perros tras de sí. Pedro salió del pajar con las pacas frescas de alfalfa para la comida de los animales cuando tropezó con el fornido patrón.

Pedro- Señor Wang ¿Necesita algo señor?

Nolan- Pedro hola, disculpe ¿ha visto a Inda?

Pedro- La niña Inda está al fondo, en los corrales platicando con Cascanueces, puede que no haya sido un gran día, cuando entra ahí ella puede quedarse horas hasta desahogarse.

Nolan- Comprendo, iré a ver si puedo ayudar. Hágame un favor ¿puede darle un baño a los pequeños? Sé lo mucho que a Inda le disgusta el aroma a perro mojado.

Pedro- Por supuesto señor Wang.

Nolan siguió su camino hasta el fondo de la caballeriza mientras Pedro se llevaba a las mascotas. La falda negra había perdido el volumen original con el peso del agua adhiriéndose al cuerpo de Inda. Nolan pudo haber pasado mucho tiempo contemplando su belleza mientras las frentes de Inda y Cascanueces se unían en un gesto afectuoso ¿Cómo podía ser que esta mujer pudiera dar tanto afecto a los animales y ser un tempano de hielo con él estando a solas? Maldijo en su fuero interno el momento en el que le pidió ser la mejor actriz. No podía dejar inconcluso lo sucedido anteriormente y seguir la noche con indiferencia.

Nolan- Inda, por fin te encuentro ¿Por qué huyes de mí?

El respingo la hizo bajar torpemente de la primera baya de la cerca al escuchar la profunda voz de su prometido, justo ahora es que se daba cuenta de lo nerviosa que podía ponerla aquella voz.

Inda- Yo sé que no estuvo bien que me fuera... es que no esperaba que me besaras o que... dijeras eso.

Nolan- No pretendía incomodarte, perdona.

Inda- Sé que no, es solo que no logro comprender mis emociones en estos momentos.

Nolan- Creo que... estás demasiado acostumbrada a tener el control de todo, a entender y analizar cada cosa a detalle. Pero te seguí porque.. tu boca no me rechazó y creo... que tal vez no lo entiendas pero también lo deseas.

Inda- Nolan... basta. Haces que me avergüence ¿qué quieres decir con eso?

Nolan- Digo que tal vez tú no lo entiendas pero tu cuerpo sí, él ya había decidido ser franco con sus deseos y tú al echar a correr lo has privado de ese deseo ¿Y por qué vergüenza? No lo entiendo, somos prometidos, no pienso que sea malo si vamos a casarnos.

IDILIO DE UNA VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora