09 - 𝔠𝔬𝔫𝔣𝔲𝔰𝔢𝔡

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¿Vos estuviste en mi vida pasada? — indague luego de unos segundos de que Mateo me soltara sin ningún motivo — ¿de verdad me... me mataste?

El morocho me miraba con desprecio, pero yo ya no lo hacía, estaba en shock y hasta el enojo se me había ido.

Respóndeme — le di un leve empujón que ni siquiera lo movió — ¿cómo conocías este bosque si yo nunca te describí como era?

— Haces muchas preguntas, ¿no te parece? — colocó su mano abierta en mi rostro y me impulsó hacia atrás — no podes recordar si no te callas

Vos tenes las respuestas a mis preguntas, ¿porque no sólo las respondes y ya? — me queje comenzando a dar unos cuantos pasos para recorrer el lugar.

— Lo tenes que averiguar vos sola, ¿tanto te cuesta entenderlo? — suspiró pateando una piedra que estaba frente a él

Me detuve en seco y me giré, con la frustración y la confusión creciendo en mi interior.

Pero si sabes que no se cómo hacerlo ¿por qué no me respondes vos? — indague perdiendo un poco la paciencia — ¿qué secreto tan grande escondes?

Él se encogió de hombros y se cruzó de brazos.

— No hay secreto, Nicole — chasqueó la lengua — solo hay verdades que no estás lista para escuchar.

Estoy cansada de juegos, de onda que me harte de todo esto — lo señalé a él y a mi — de que siempre me hables con enigmas que no entiendo, que lo único que me digas es "recorda Hija de la Luna Roja", ¿que mierda queres que recuerde?

Mateo suspiró y se pasó una mano por los rulos, evitando mi mirada.

— No me acuerdo de esa vida con claridad por eso te pido que trates de recordarlo vos

¿Entonces si estabas... ahí? — dude y él sólo asintió con la cabeza — ¿que... que te acordas?

— Pequeños flashbacks, imágenes, sensaciones... nada concreto — se encogió de hombros

¿Y por qué no me  hablas sobre eso? — insistí — solo quiero saber porque mierda ahora estoy atada a vos

Siempre estuviste atada a mi... — susurró moviendo el dedo índice cerca de mi rostro — pero necesito descifrar de qué manera

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al escuchar sus palabras. Quería saber más, pero cuando iba a preguntar, él desapareció de mi vista.

Me giré, confundida, y busqué su figura demoníaca en el bosque. Pero no estaba allí.

En su lugar, vi a un chico, de mi edad más o menos. Rulos despeinados, ojos marrones que me miraban con intensidad, rostro más suave y definido, que revelaba una belleza masculina que me dejó sin palabras. Su estatura, más baja que la de su forma demoníaca, lo hacía parecer casi vulnerable, pero su presencia seguía siendo intensa.

Me acerqué a él, intrigada

— ¿Que sos, Mateo? — pregunté, aunque ya sabía la respuesta — sos muy raro

— Haces preguntas medio pelotudas cuando queres — río mostrando sus perfectos dientes blancos — soy un ser poderoso Hija de la Luna Roja... puedo hacer más cosas de las que imaginas

— ¿Por qué te cambiaste de forma? — fruncí el ceño sin dejar de observarlo

— Quería que me vieras de esta manera — hizo una mueca caminando lentamente

— ¿Por qué? — insistí.

— Porque así era cuando me conociste... antes

— ¿Qué queres decir? — consulte — ¿antes cuando?

Mateo se detuvo frente a mí, suspirando frustrado.

— En nuestra vida pasada — levantó una ceja como si estuviese diciendo algo obvio, que si lo era, pero yo quería saber más

Me quedé callada, observándolo fijamente. Mateo devolvió mi mirada, su expresión tensa.

No te entiendo — dije finalmente, rompiendo el silencio — me confundís y eso me estresa

Mateo frunció el ceño y yo continué hablando.

Primero me odias e intentas matarme, no solo una si no dos veces, y después haces cosas... — pausé, buscando las palabras — cosas que no te pedí para que pueda recordar.

— ¿Te referís a mis intentos desesperados por hacer que tu lenta mente funcione para ya poder irme de este plano? — dijo

No entiendo que mierda queres  — lo interrumpí, manteniendo la distancia — pero quiero que quede claro que nada de lo que hagas cambia mi pensamiento sobre vos... me pareces alguien despreciable y te odio con todo mi ser

— Bueno, eso... — sonrió divertido — me alegra saber que me odias, facilita las cosas.

Pero necesito respuestas — continué — y lamentablemente sos el único que puede ayudarme a obtenerlas.

Por fin decis algo en lo que también estoy de acuerdo — aplaudió por unos cuantos segundos — ¿terminaste?

Sos un h... — hable entre dientes — si, termine

Pestañee y al abrir los ojos, estábamos de vuelta en mi habitación. El cuerpo de mi mamá no estaba, y todo estaba ordenado y limpio.

— Otra cosa más que no me pediste — río — pero unos... conocidos... se van a encargar de prepararla para que puedas enterrarla

Y después desapareció, como siempre, dejándome con más preguntas que respuestas.

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pido perdón por la demora, están últimas semanas d cursada en la facultad están siendo caóticas y posta q no he tenido tiempo d sentarme a escribir

𝐏𝐄𝐑𝐅𝐔𝐌𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora