mateo's pov:
— ¿Y? — hice una mueca mientras me metía a la boca, bajo la atenta mirada de Nicole, los dedos con los que la había tocado — ¿quién es ese y que quiere a las 3 de la mañana?
— Es un... amigo — aclaró desviando la vista a los dedos de sus pies
— ¿Porqué me mentís? — dude acostándome al lado de la humana — decime quien es ese
La ojiverde bufó, y bloqueó el celular sin responder a los mensajes.
— Mi ex... de hace unos años — subió y bajo los hombros, restándole importancia — estaba en el exterior estudiando y no se porque volvió
— ¿Y qué quiere de vos? — pregunté, intentando sonar indiferente — preguntarte desinteresadamente cómo estás después de años sin hablar seguro que no
Ella se rió suavemente y encendió nuevamente su celular, abriendo whatsapp.
— Bueno, en eso tenes... razón — dijo, y comenzó a leer los mensajes de Uriel en voz alta — en el primero que me mandó me puso: "Hola Nicole, llegué a Buenos Aires ayer. Me encantaría verte y charlar un rato. ¿Cómo estás?"
Me miró con una expresión de confusión y continuó leyendo.
— "Pensé mucho en vos desde que me fui. Me gustaría saber si todavía tenes esa risa contagiosa y esa sonrisa que ilumina cualquier lugar al que llegas" — se detuvo mirándome incomoda — ya no quiero seguir leyendo... no
Dejo el teléfono a un lado y se quedó mirando un punto fijo en la oscura habitación. Inmediatamente, le tomé el celular de la mano.
— No, no, seguí leyendo — le pedí. Necesitaba averiguar que otras intenciones tenía este tal Uriel — o bueno... los leo yo
La morocha me miró con una expresión de incomodidad, pero no dijo nada. Me concentré en la pantalla del teléfono y continué leyendo los mensajes en voz alta.
— "Me gustaría saber si todavía sentís algo por mí"
La ojiverde me observaba de reojo. Se la notaba afectada por aquellas palabras.
— "¿Y si volvemos a empezar desde donde lo dejamos?" — me reí negando con la cabeza, sintiendo una gran intriga por la razón por la que él le insistía tanto
Nicole se levantó de la cama y se alejó de mí, dándome la espalda. Daba largos suspiros y se tapaba la cara con las manos, negando una y otra vez.
— "Te extraño, Nai, te extraño mucho" — finalice dejando el celular sobre la mesa de luz
— ¿Eso es todo? — susurró ella — que... yo no entiendo que quiere
— Respóndele entonces — subí y baje los hombros
Me levanté de la cama y me acerqué a Nicole, que seguía de pie en la oscuridad. Me detuve detrás de ella, apoyando mi cabeza en su hombro y la miré de reojo, tratando de averiguar lo que pasaba por su cabeza.
— ¿No vas a responderle, morocha? — pregunté
Ella se volteó hacia mí, dejándome ver su rostro iluminado solo por la luz de la luna que entraba por la ventana y a la expresión de confusión que estaba en el.
— No sé qué decirle — respondió resoplando frustrada — no entiendo por qué me está haciendo esto... ¿quiere verme después de tantos años? ¿por qué?
— Bueno, no hagas drama entonces, mujer... si no vas a responderle, entonces déjalo así — exclame notando que mi voz sonaba un poco más firme de lo que pretendía.
La ojiverde se limitó a asentir con la cabeza y a regresar a la cama. Me acoste a su lado, pero manteniendo distancia para no tocarla.
— ¿Es malo que... yo también quiera verlo? — consultó pausadamente, girándose para quedar cara a cara conmigo — Uriel es... importante
Me tensé y ella lo noto. Entrecerró los ojos, como si me estuviera analizando, y me miro con una sonrisa divertida.
— ¿Estás celoso... oh... gran príncipe de las tinieblas? — dijo, riendo
— ¿Yo? — me señale mordiéndome el labio, con una expresión de indignación — ¿yo, celoso de un humano que no me llega ni a los talones? — me reí, desviando la mirada — pero por favor
Me reí de nuevo, esta vez con un tono más bajo y peligroso. Mi mirada volvió a enfocarse en Nicole, y mi sonrisa se convirtió en una mueca de irritación. Me levanté de la cama y comencé a caminar por la habitación.
Me detuve frente a la ventana y miré hacia afuera, hacia un punto perdido en la oscuridad. Mi mano se apoyó en el marco de la ventana, y mis dedos se cerraron en un puño.
— Pero se podría decir que si... estoy celoso — admití, chasqueando la lengua y mirando a la ojiverde — estoy celoso de Uriel — escupí el nombre del humano como si fuera veneno — estoy celoso de que él te haya conocido antes que yo, de que él te haya tocado antes que yo.
Volví a la cama, sentándome en donde estaba antes. Acerque mi mano hacia su rostro, y acaricié su mejilla con mi dedo índice.
— Aunque, para su mala suerte... yo soy el que está acá con vos ahora — trague saliva notando como los grandes ojos verdes de Nicole brillaban con intensidad — y tarde o temprano, voy a hacer que se te borre... cualquier sentimiento que te quede por... ese
Acto seguido, me lancé hacia ella, con mi boca buscando la suya con una urgencia desesperada. Nuestros labios se encontraron, enviándole una electricidad a mi cuerpo que nunca había sentido, y nuestra respiración se mezcló en un jadeo desenfrenado, que era el único sonido que nos acompañaba en la oscuridad de la habitación.
Mi lengua se deslizó dentro de su boca, buscando el calor y la humedad de su interior. Nicole me recibió con una pasión que me sorprendió, entrelazando su lengua con la mía, y enredando sus dedos en mis rulos para atraerme aún más.
Mientras nos besábamos, nuestros cuerpos se movieron instintivamente, buscando una posición que nos permitiera estar más cerca. La ojiverde, se sentó en la cama, y yo me arrodillé frente a ella, con mis rodillas entre sus piernas. Mi mano derecha se cerró alrededor de su nuca, tirando de ella hacia mí con una fuerza brutal y haciéndola sangrar levemente por culpa de mis uñas, mientras que mi otra mano se deslizó por su espalda, presionándola contra mí.
La morocha me respondió con la misma intensidad. Las uñas de su mano libre recorrieron mi espalda y se clavaron en ella , mientras que sus piernas rodearon mis caderas, pegándome a su cuerpo, y permitiéndome sentir lo alterada que estaba.
Nuestro beso era un torbellino de pasión y deseo, un remolino que nos arrastraba hacia abajo sin que pudiéramos escapar. Sentía su calor y su humedad envolviéndome, su respiración entrelazada con la mía, su corazón latiendo contra el mío.
No había pensamiento, no había razón, solo la pura y desenfrenada pasión que nos consumía.
Nicole era una droga, y yo era cada vez más adicto.
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no se si el beso es lo q esperaban, pero pos acá esta