Me quedé sentada en el sillón de la sala durante horas, sumida en mis pensamientos y rodeada de la oscuridad. Las luces estaban apagadas, y el único sonido era el tictac del reloj en la pared. El ambiente era pesado, y podía sentir la tensión en el aire.
De repente, sentí que alguien deslizaba suavemente la mano por mi rostro, y luego la bajaba a mi cuello acariciandolo con el dedo pulgar. Me estremecí inmediatamente y me levanté para encender la luz.
Al girarme, me encontré a Mateo parado detrás de mí, con la ropa y el cuerpo manchados de sangre. Sus nudillos estaban lastimados, y había una mirada intensa en sus ojos.
— Mateo, ¿que... qué pasó? — consulté frunciendo el ceño, analizando su aspecto desaliñado y ensangrentado. Tenía una mirada extrañamente calmada, como si nada hubiera sucedido — ¿dónde estabas?
— Jugando con Ulises — me explico, con una sonrisa inocente — ¿me extrañaste, morocha? — agregó, con un tono de voz que me pareció demasiado ligero, considerando la situación.
Me estremecí al escuchar su respuesta. Algo no estaba bien.
— Uriel... — lo corregí, tratando de mantener la calma — ¿a qué te referís con... con jugando? ¿lo lastimaste?
Mateo arrugó la nariz, hablando con cierto sarcasmo.
— ¿Me crees capaz, bonita? — indagó, con una mirada que me pareció un poco desafiante.
Me acerqué a él con pasos lentos, tratando de leer su expresión.
— ¿Lo lastimaste? — dude, nuevamente, mientras fruncía el ceño
El ojimarron se encogió de hombros, con un gesto que me pareció un poco desinteresado.
— Le pegué un poquito... nada más — contestó haciendo una mueca — pero no lo maté... si es eso lo que te interesaba saber
— ¿Donde está? — indague observándolo caminar y luego sentarse en uno de los sillones individuales
No me respondió. En cambio, palmeó una de sus piernas para que yo me sentara ahí.
Pero no lo hice.
Luego, comencé a notar que mis pies se separaban del suelo. Mateo me estaba haciendo flotar porque no había seguido su implícita orden.
— ¿Te preocupas por ese humano inútil a pesar de que te trato de loca y se metió con tu mamá? — consultó el antes mencionado, sin mirarme
— Vos me has hecho cosas peores... y estas acá
El ser de rulos asintió con la cabeza.
— En eso tenes razón... — chasqueó la lengua — pero no me compares con ese... porque en algo si somos diferentes y es en qué él no te ha hecho sentir ni siquiera un cuarto de lo que he hecho yo
— ¿Tanta fe te tenes? — esta vez fui yo la que arrugó la nariz — no hay nada acá, Mateo... nunca lo hubo.
— ¿Por qué mentís, morocha?... te va a crecer la nariz — me sonrío ampliamente a la vez que chasqueaba la lengua
— ¿Podes bajarme? — le pedí, ignorando su comentario — estoy cansada.
Mateo negó con la cabeza y, con un movimiento de su mano derecha, me sentó sobre sus piernas.
El olor a sangre inundó mis fosas nasales, haciendo que me picara la nariz. Me sentí un poco mareada, pero traté de mantener la calma.— Estuve a punto de matarlo... y no solo por lo que te hizo, sino porque no soporto la idea de que lo tengas cerca — susurró y luego sentí el peso de su cabeza apoyándose en mi espalda — me rogó que no lo hiciera... — río con ironía — pero te juro que me hubiese encantado torturarlo y hacer que se desangre
— ¿Y porque lo dejaste vivir entonces? — dude, con un poco de curiosidad
— Primero... porque como ya sabes, no hay placer en matar a alguien que no puede defenderse... y segundo, por vos — contestó, con total tranquilidad, mirando los anillos de su mano izquierda
— ¿Y yo que tengo que ver? — lo observe, confundida
— Me tenes... en cualquiera — me explico, vagamente — no se... no pude
Giré mi rostro, levantando una ceja, sin comprender su cambio de actitud.
— No entiendo... — titubee
— Nicole... la puta madre — se quejó, dejando ver lo sonrojado que estaba a pesar de que tenía el rostro manchado de la sangre de Uriel — déjalo así
Y entonces, sin previo aviso, desapareció. Caí al sillón mirando a mi alrededor intentando encontrarlo ahí pero sin conseguirlo.
De repente, el ambiente se tornó helado. Apareció frente a mi una mujer con un aspecto similar al de un fantasma. Tenía un vestido largo que parecía sucio además de estar desgarrado en la falda.
Me miro con sus ojos oscuros, y me quede petrificada. Luego comenzó a acercarse lentamente hasta quedar parada a unos pocos pasos de mi.
Y gritó tan desgarradamente, que la sentí meterse en mi cabeza. Su boca se abrió de una forma no natural, expandiéndose varios centímetros. Me asuste e intente retroceder.
Pero después, extendió su mano para agarrarme. Y todo se oscureció.
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Mateo al ver q Nicole no lo entiende: 😡😔😭👎🏻😞