El Hilo del Destino

Capítulo 29

Capítulo 29

POV Gala

Han pasado tres semanas desde la operación de Valentina, y la vida ha sido un constante ir y venir. Después de que salió del hospital,tuve que partir a Cancún para grabar las escenas finales de la novela. Fueron días intensos, llenos de rodajes y de preparativos, pero cada noche sentía la necesidad de llamar a Karime y a Valentina, de escuchar sus voces y saber que todo estaba bien en casa. Me volví adicta a esas llamadas, especialmente al entusiasmo de Valentina cada vez que le mostraba el mar, sus ojitos se iluminaban de una forma tan especial que parecía estar viendo el océano por primera vez.

Karime me comentó que la pequeña conocía las playas de Miami, pero aún no conocía ninguna playa en México y tal vez por eso era su emoción, ya que eran muy diferentes.

Justo cuando regresé a la ciudad, coincidió con que Karime y Valentina se habían marchado a Miami por unos compromisos laborales de último minuto. Fue algo extraño regresar y no poder verlas, pero eso no detuvo nuestras llamadas diarias, a pesar de la diferencia de horarios. Cada mensaje de buenos días y buenas noches, cada videollamada ocasional, se volvieron esenciales para mí. Era como si, a pesar de la distancia, el lazo entre nosotras se hiciera cada día más fuerte. Sin embargo, hoy es un día muy especial, uno de esos que siempre soñé y que al mismo tiempo me llena de nervios: hoy tengo mi primer concierto en el Auditorio Nacional, y a pesar de que he estado en grandes escenarios internacionales, nada me emociona más que un Auditorio Nacional, ya que era mi sueño desde la infancia.

Mientras estoy en mi camerino, tratando de calmar mis nervios y recordándome a mí misma que he trabajado años para este momento, miro el celular esperando alguna señal de Karime. Esperaba recibir de ella un mensaje deseándome suerte, o un ramo buchón como ella les llama. Trato de no darle importancia y continuó con los últimos preparativos, pero me resulta inevitable sentir una pequeña punzada de ansiedad. Este es un momento importante para mí, y en el fondo me gustaría saber que ella está aquí, apoyándome, aunque sé que los compromisos a veces no permiten cumplir con esos deseos, aprendí eso cuando recién salimos de la casa, y es que tanto ella se period grandes momentos para mi carrera, como la primera vez que pise el auditorio junto con Paty Cantu, como yo me perdí cosas importantes para ella.

Beba entra al camerino en ese momento, llevándome de vuelta al presente.

—¿Ya te llegó tu flor amarilla? —me pregunta, frunciendo el ceño cuando niego con la cabeza.

En los últimos años siempre he recibido una flor amarilla anónima antes de cada concierto, es como mi amuleto de la suerte. No recibirla hoy me deja una sensación de vacío, como si algo estuviera fuera de lugar, pero trato de no pensarlo mucho. Miro el reloj y luego mi celular, esperando alguna señal de Karime. Beba lo nota, y con una sonrisa cómplice, me da una palmada en el hombro.

—Relájate, sé que Karime y Valentina llegarán junto con Micky y Luigi. Ya les reservé un lugar en primera fila, estarán al lado de Bama y de mi.

Su confianza me tranquiliza, y sonrío agradecida. Beba siempre sabe cómo leerme y cómo calmar mis ansiedades. Tomó una última respiración profunda y me dirijo hacia el escenario. El público grita mi nombre mientras las luces iluminan el espacio, y en ese instante, todos los nervios se desvanecen. Este es mi lugar. El escenario siempre ha sido mi hogar.

La primera canción comienza, y el ambiente se electrifica con la energía del público. Mi voz se siente fuerte y segura, como si cada nota llevara consigo todos los años de esfuerzo y de sueños acumulados. Durante unos segundos, me permito perderme en la música, pero luego, inevitablemente, mis ojos buscan la primera fila. Allí, entre el brillo de las luces y la multitud, distingo una figura que me hace sonreír: Karime está ahí, junto a Micky y Luigi, y veo a la pequeña Valentina, quien luce emocionada alzando las manos desde los hombros de Micky. El alivio y la alegría se apoderan de mí; en ese momento sé que nada podría salir mal. Con ellas aquí, siento que todo tiene sentido.