17• ❂¿Boda?

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La casa Tornetti estaba hecha un completo caos, daban las seis p.m y la boda estaba programada a las ocho y treinta. A los elfos domésticos se les había repartido distintas tareas pero a más de la mitad se le dio la misma, buscar a la novia fugitiva Aradia Tornetti, llevaban horas buscándola, era como si la tierra se la hubiese tragado.

Al principio cuando Cristal despertó y no la vio, lo atribuyó a que tal vez ella había despertado primero, pero después del desayuno y de haberse duchado, la madre de Aradia llegó a buscar a su hija, el hecho de que ninguna de la dos la hubiera visto fue sospechoso más no alarmante, pero al llegar las tres y ningún elfo, mago, o ellas vieron señal de la rojiza, comenzaron a alarmarse, buscaron por toda la mansión (era enorme) pero nada, cuando a las cinco treinta y dos llegaron los Black para ayudar con los toques finales.

Cuando se enteraron de la noticia, el qué por mucho lo tomó peor, fue Regulus, parecía como si se fuera a desmayar en cualquier momento, más pálido de lo normal y un rostro que reflejaban terror puro.

Regulus Black estaba congelado del miedo, su primera reacción fue llevarse a Cristal (con brusquedad y tosco al trato) a un lugar aparte, Regulus estaba luchando miserablemente para mantener el control, una vez solos la agarró fuerte de los hombros y la sacudió.
—¡¿Donde está?!— exclamó en casi un grito.
Cristal impactada por esa nueva faceta de Regulus, quedo en shock, no podía contestar, por lo que Regulus atribuyó a que ella le negaba la verdad, por lo que la sacudió de igual modo.—¡¿Donde rayos esta Aradia?! ¡DIME WADLOW!

Cristal al fin reaccionando lo miró furiosa por la agresividad del chico.
—¡NO LO SE!— con un fuerte y brusco empujón Cristal se deshizo del firme agarre de Regulus.
—Me desperté por la mañana y no estaba, si huyó no se donde fue o con quién— le dijo más calmada. Regulus se relajo solo un poco y tomó asiento en el sillón más cercano, lucía derrotado, parecía un niño pequeño perdido, se veía como si en cualquier instante se echaría a llorar.

—Sabia que ella terminaría odiándome y huyendo lejos de mi.
Cristal por única vez desde que lo conocía se permitió sentir pena por el.

—Ella no te odia, desde su cumpleaños a estado llorando y sufriendo por no saber que hacer. Le hiciste mucho daño Regulus, pero aun así te adora y sinceramente pienso que esto que estas sintiendo es un poco de tu propia medicina.
Regulus suspiro cansado, Cristal pudo notar como tenía un ligero temblor en las manos.

—Lo sé, y por que lo sé, es que me siento más desesperado y miserable.
Ella decidió dejarlo solo con sus demonios y se marcho en búsqueda de su mejor amiga.
*.*.*

12:00a.m

Sirius conducía tranquilamente por las calles de Londres, ni Aradia ni el tenían sueño, y pasar tiempo en el mundo mágico cuando eran un par de fugitivos, no estaba en sus planes, a pesar de ser media noche las calles estaban lejos de estar desiertas, Sirius paro frente a una cafetería ya que ninguno había comido adecuadamente en todo el día, ambos estaban felices eran como unos niños que hacían alguna travesura y se salían con la suya.

La cafetería era pequeña pero tenia buena fachada inmediatamente llegó la camarera una mujer entre los cuarenta ó cuarenta y cinco, era castaña y usaba unas gafas extrañas, no era delgada pero tampoco pasada de peso, tenía sonrisa amable.
—¿Puedo tomar su orden?
Sirius intercambio miradas con Aradia antes de ordenar.
—Dos malteadas de chocolate, una hamburguesa de pollo para mi amiga, yo quiero una de res, y por favor ponga en ambas papas fritas extras.

—Se los traere enseguida— Aradia le sonrío feliz Sirius.
—Hace mucho que no teníamos salida los dos solos, había olvidado lo divertido que es cuando con la mirada tratas de descifrar lo que quiero ordenar.
—¿Y?, ¿acerté?
La chica sonrío feliz y afirmó con la cabeza.

El Hermoso TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora