4• ❂Un peculiar beso

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Habían pasado dos semanas desde que comencé mi tercer año en Hogwarts, Cristal y yo habíamos decidido cenar en la mesa de los leones junto a mis amigos, tomé un lugar entre Sirius y Cristal, mientras James estaba entre Peter y Remus, todo iba bien hasta que al imbécil de James se le ocurrió provocarme, pavoneándose de haber besado a muchas chicas, burlándose de mi, todo porque según él, como iban las cosas y por el camino que me estaba trazando (perseguir fielmente a una persona que no me da ni la hora) terminaría loca, solterona, amargada y con treinta gatos, lo peor era que "mi querido amigo" Sirius, no hacía más que seguirle el juego.

-Seguramente nunca haz besado a nadie- dijo mofándose de mi.

-A penas tengo trece James, tengo mucho tiempo, no hay prisa- conteste con simpleza encogiéndo mis hombros para quitarle interés a su burla.

-Es precisamente por esa razón que te quedaras solterona, dejarás pasar los años y cuando menos pienses estarás vieja y fea con treinta gatos como única compañía- eso fue la gota que derramo el vaso, me habían colmado mi paciencia, después de largas semanas de insistes burlas.

No importaba cuánto le explicara no entendería ni aunque tuviese los mejores argumentos, solo había una forma de resolver todo el embrollo rápida y efectivamente.

-¿Que es lo que apuestas Potter?- le contesté seria y algo enojada, a lo que él alzo una ceja divertido, con su típico brillo malicioso, mismo que pone cada vez que hará una travesura. Sabía perfectamente que estaba cayendo en su juego pero también, estaba consiente de que en ocasiones como está la mejor manera de cerrarle la boca era con una apuesta.

-Tendrás que besar frente a mi al chico que diga, no importa quién sea, o que tan feo sea, lo tienes que hacer.

-¿Que es lo que gano?- le respondí interesada y decidida, así tuviera que besar a un dementor lo haría con tal de hacerlo pagar con la misma moneda.

-Si lo haces podrás ponerme el mismo castigo- fue entonces cuando mi vena malvada tuvo una grandiosa idea.

-¿Estás seguro James?- pregunté dándole una oportunidad para zafarse, pero él muy tonto respondió que si.

-Bien- conteste en un tono democrático y con simpleza.
–¿Cuales son tus términos?- dije expectante.

-Como dije, tendrás que besar en mi presencia al chico que te diga, no importa quien sea, o que tan feo esté, tienes que durar por lo menos diez segundo y...

-Bien, pero...

-Deja me terminar Aradia, tiene que haber lengua, si no lo haces tendrás que correr en ropa interior por todo Hogwarts- fue ahí cuando él muy maldito me sonrío de oreja a oreja, pero no era una sonrisa amable era una malvada, sus ojos brillaban de diversión.

Ya verás James, estás jugando con fuego y se va a quemar. He de decir que, darle mi primer beso a cualquier tipo, y lo peor con lengua, me resultaba un tanto asqueroso y decepcionante, se que es infantil, pero esperaba... tenía la mínima esperanza de que mi primer beso fuese con Regulus. Ahora esas esperanzas quedaron solo en vanos y absurdos sueños románticos.

-De acuerdo, pero sólo si tú haces él mismo castigo y con los mismos términos, sin excepciones, aunque, para demostrarte que soy bondadosa y de gran corazón, no tendrá que haber lengua si no quieres hacerlo.

-¡Por favor!, aún con lengua besaría a cualquier chica que me demandes- fue justo en ese momento cuando reí internamente, ya sabrás la que te espera James Potter.

-Aradia, no le sigas el juego, deja que diga sus idioteces- me dijo Cristal, pero no le hice caso.

-Bueno, quiero resaltar lo siguiente, a excepción de la lengua son los mismos términos- dije como si nada, esperando a ver si había notada mis negras intenciones, pero James estaba tan cegado con hacerme sufrir que no previó nada.

El Hermoso TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora