26• ❂Oscuro Deceso

2.8K 204 73
                                    

Todo el mundo en la habitación estaba expectante a la decisión del joven, muchos deseaban ver como mataba a su esposa, el sufrimiento en su más alto esplendor. Otros pocos, como los padres de Aradia y Regulus, deseaban no estar viviendo el horrible momento.

Ese día definitivamente la tragedia llegaría a sus familias.

Él muchacho tras pesarlo y darle muchas vueltas se dio cuenta qué nunca podría hacer semejante barbaridad, la opción viable, la solución en la que daba cabida a la salvación de su esposa e hijo era dar la cara por su familia, morir por ellos, su varita bacilo en el aire a punto de ceder ante el peso de su indecisión, una vez guardada, la condena sería inminente.

-¡Basta!, ellos son sólo un par de niños intentando defender a su bebé- Vibian la madre de la joven, estaba de pie a unos metros cerca de ellos con ambas manos apoyadas en la mesa, su mirada feroz demostraba lo decidida que estaba.

Con un movimiento rápido alzo su varita y lanzo un hechizo sin pronunciar palabra alguna a su propia hija. Al principio nadie entendió que clase de hechizo utilizo no hasta que la joven quiso protestar, la ausencia de voz se hizo evidente.

La chica frunció las cejas y sin comprender los actos de su madre.

-Él señor quiere ver sufrimiento, culpa y muerte, pero no se da cuenta de lo equivocadas que están sus acciones.

Voldemort curioso por el sorprendente giró de acontecimientos se acerco a la rubia Tornetti, caminado alrededor de ella, inspeccionando, tanteando sus palabras.

-¿Que es lo que sugieres entonces querida Vibian?, ¿que castigo crees que sea el adecuado para tu insolente cría?

A pesar de la cercanía y las frías palabras del mago, la mujer no dudo ni expuso miedo, se notaba bastante tranquila y fuerte como el diamante mismo.

-Si la mata, solo la estará liberando, dando lo que desea, si asesina a su hijo o esposo y la deja viva, estaría ganando una poderosa adversaria- ante ello voldemort río divertido por lo ridículo que sonaba semejante razonamiento-.Usted mismo lo a dicho señor, el odio y la locura hacen poderoso a cualquiera, pero sobre todo peligroso.

Voldemort callo, meditando las palabras que la rubia le había dicho, palabras que antes salieron de su propia boca, y tomando esta vez más en serio a la mujer.-¿Bien que propones querida Vibia?

-Un duelo a muerte, yo contra Aradia, quien mejor que su madre para enseñarle una lección, si muere lo hará sufriendo, y en el remoto caso de que ella gane, antes llorara sangre- la mayoría se emociono ante la idea, hasta él mismo Voldemort. La joven pareja observo desconcertados a la mujer Tornetti, el rostro endurecido de ella no dio lugar a cuentionamientos.

-Bien, me parece una magnifica idea, pasemos al salón principal, es un lugar perfecto para el duelo.
*.*.*

Todos estaban reunidos en la enorme habitación, mientras que Regulus había ordenado llevarse a Leo a kreacher, con estrictas instrucciones de no traerlo de vuela a ese funesto lugar.

Ambos jóvenes esperaban en el comedor a que los preparativos del "evento" terminaran para reunirse con los demás en el gran salón.

La chica seguía en shock, aún bajo el hechizo de su madre, preguntándose porque su madre actuó como lo hizo.

Algo amedrentado, el pelinegro abrazo a su esposa por la espalda, posando su frente en el hombro de la joven. No se había sentido tan asustado desde el día que la creyó muerta en el ático.

-Lo lamento... perdón, soy el único culpable si tan solo...

La voz del chico sonaba rota, triste. Aradia sin dejarlo terminar lo aparto bruscamente dando media vuelta para quedar frente a Regulus ambos tenían los ojos brillosos por las lágrimas contenidas, sus miradas se cruzaron, y diferente de lo que él pensaba ella no lo veía con odio, ni rencor o furia, compasión y disculpa había en su lugar, entendió de inmediato lo que ella pensaba, de alguna forma ahora le bastaba sólo una mirada a los ojos para comprenderla. Ella lo abrazo con fuerza estrechándolo lo más fuerte que sus brazos le permitieron. Él correspondió con la misma intensidad, se alejo un poco de Aradia para poder mirar su rostro detenidamente, con el dorso de su mano derecha le acaricio las mejillas y labios.

El Hermoso TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora